Si algo nos dejó Mariano Rajoy, es que cuando en lugar de buscar un díalogo,para resolver un problema, se le reprime, se le golpea,como fue el caso del 1 de octubre en Cataluña, ni se resuelve el problema, y además se crean cada vez más mayorías nacionalistas que antes no lo fueron.
Esa política ya vimos los resultados.Ahora los independentistas tienen más del 50 %, de nuevo el gobierno, a pesar de estar profundamente divididos.
No hay más que ver hoy, todas las declaraciones de todos los actores, para saber que, de nuevo en nuestra historia, estamos empantanados.
Reitero, este no es un problema de BUENOS O MALOS. Es el resultado de lo que sucedió en nuestra historia, de tareas no realizadas. Pérez Reverte, tratando de encontrar el origen de este enfrentamiento, se remontaba a la Reforma Religiosa de 1517.Pero nuestro problema es más profundo. No hicimos ni aquella reforma, pero tampoco la Liberal, y la ilustración nos pasó casi sin enterarnos pero tampoco hicimos la Revolución Industrial.
A los poderes facticos de una potencia mundial venida a menos, como le pasará al Reino Unido, la Guerra de Independencia y los avances obreros del siglo XIX, le plantó cara, por primera vez en la historia otra visión del mundo y la sociedad.
Y por primera vez, estos grupos clave en nuestra sociedad, lograron mantener la legalidad de un cambio, pero que soportaron tan sólo 5 años los dueños de la nación.
40 años de dictadura, reafirmaron quien era quien en este país y luego la Transición Gatopardista, siguió al mismo” perro pero con distintos collares”, como se dicen en las calles.
El problema está sin resolver. Un PSOE dividido, entre los socialdemócratas que encabezó Felipe González, y los socialistas que se iniciaron con Zapatero y han continuado con Pedro Sánchez.
Hoy, al incipiente nacionalismo catalán, ya consolidado, ya hay el nacionalismo vasco más fuerte, el gallego y EL MADRILEÑO.
Pero, desbordado y agotado el bipartidismo, haciendo aguas por todas partes, aparecen los extremos.