Aunque usted no lo crea, esas palabras han sido dichas este fin de semana, por el ex presidente de Gobierno de España, Alfonso Guerra.
Puntualmente dijo: ” Prefiero la dictadura de Pinochet, que fue productiva, que la de Maduro que no lo es “.
Si productiva en miles de muertos y desparecidos, se le podía responder, pero mejor vamos hacia atrás.
El Congreso de Surennes no eligió a Felipe González, sino a Nicolás Redondo el líder obrero vasco. Nico, dijo que con él no ganarían las elecciones, y delegó en Felipe González y con ello en los andaluces.
El primer paso de Felipe González, fué hacer, por presiones de Willy Brandt o de él mismo, que el PSOE renunciase al marxismo.Y así empezó la etapa de privatizaciones socialdemócratas que abrirían el paso a la España de la Transición. Era mucho el carisma de Felipe González.
El segundo fue que el primer caso de corrupción de esta etapa fue el despacho del “hermanisimo” de Guerra y tras ello, el Caso Filesa, Los Gal, y los fondos públicos que Chavez, Griñan, con el conocimiento de Felipe y Guerra permitía mantener el feudo andaluz durante 40 años.
Aquella corrupción nos llegó a Asturias. El Segundo del PSOE era el que estaba detrás de ” nuestro prócer” José Angel Fernandez Villa.
Pero todos en cuarenta años, cambiamos o no, consolidamos la ideología si es sólida, o no.
Las declaraciones el sábado de Guerra, sobre la dictadura de Pinochet, son inconcebibles, no sólo para una socialista, sino para un democrata.
Es en ese marco, donde va dirigida la reunión del Comité Federal del PSOE de convocar primarias en julio.
Es la respuesta de Pedro Sánchez a los desafíos de Felipe González.
Se trata de cortar de tajo, aquel viejo socialismo andaluz, trasnochado ya por la historia.
Si Pura levantase la cabeza, verían el grave error de no haber mantenido a Nicolás Redondo al frente del partido en Surennes.