Siempre ha sido así. Todo queda para después del verano. Recuerdo hace tantos años, como todos los conflictos sociales se suspendían entre julio y agosto: el verano. Franco se iba al norte a pescar salmones y la izquierda se trasladaba a Mallorca a “ligar” suecas.
Hoy, ya terminado el verano, quejándose de nuevo los dueños de los bares por que ya irá a menos la clientela; retomando oxigeno los Abascales, Casados, Arrimadas, se preparan para tirar al gobierno, para evitar que llegue a 2024 o que las municipales del 2023 les sean tan desfavorables.
Pero aparecen los problemas reales. Decía Napoleón Bonaparte que los problemas iban siempre en “la grupa del caballo”, y así es: lo pendiente se cargó durante el verano en las espaldas, pero….
Ahora vamos con una población de casi el 20 % de pobreza extrema; conflictos sociales en aumento por la pandemia; malestar generalizado de los jóvenes que día a día, en cada vez más lugares se enfrentan a la policía.
Y, por si fuera poco, LA LUZ.
Esto “ye lu que hay” decimos en Asturias.
Un verano calentito nos espera.