Cuando la sangre de aquella joven de vestido blanco, Carmen Serdán en la ciudad de Puebla enfrentaba al ejercito del dictador Porfirio Díaz el 20 de noviembre de 1910, con sus 18 años aquel hombre,llamado Francisco Franco nunca se imaginó que en ese día, 65 años moriría después de arrastrar a un país, con levantamientos y dictaduras y varios centenares de muertes en su espalada.
Un 20 de noviembre de 1910 y otro de 1975.
Carmen Jordán en Puebla daba su vida por lo que se le llamó la Revolución Mexicana, que acabó con el régimen de 40 años de Porfirio Día, el hombre que hizo tan poderoso a un asturiano de Colombres que tenía 400,000 hectareas de medio pàís llamado Iñigo Noriega y está enterrado en los EE:UU ,y que lo mandó a París, donde en el olvido total, descansan sus restos, mientras en España terminaba la dictadura de uno de los tres fascistas europeos de los 30 y 40 del siglo pasado: Franco, que yacerá, tras unas cuantas misas más y conozcan los jóvenes la historia real, terminará en el mismo olvido.
Hoy, sólo unos nostálgico saldrán a la calle en Madrid, mientras, tras el Atlántico, millones celebran hoy aquella epopeya de los Emiliano Zapata de Pancho Villa, de los Adelitas, del pueblo pueblo, moreno.
Así es la historia.