Se imagina, amable lectora o lector, la cara ante sus familiares y amigos de dos pillos como Luis Medina y Alberto Luceño, al presumir su ingenio.Se la habían jugado, a través de su amigo y primo de Almeida, al Gobierno. En plena COVID, cuando miles morían en Madrid, sin ser atendidos por no llevarlos al hospital por su edad en las residencias, estos dos, hicieron Las Américas, en Madrid.
“Que barbaros, que talento”, dijeron los familiares y amigos, mientras presumían de su hazaña presumiendo de su Ferrari, de su Lamborghini, de su gran yate.
Pero, tarde o temprano todo sale a la luz. Almeida furioso con el primo que le pùede cortar su carrera politica; éste temeroso de tener que devolver lo que mal ganó mientras el juez ya estima embargarles todos los bienes al tal Medina y al tal Cerdeño, pero además de acusarlos de lavado de dinero.