“Es un instrumento diabólico” dijo el cardenal benedictino San Pedro Damián, cuando vió a aquella princesa turca Teodora Ana Tacaino llevarlo a Venecia para su boda con el emperador Constantino X Duca, que conmovió a la perla de Occidente.
A Teodora le daba asco agarrar con las manos aquellos alimentos grasientos y mandó construir algo para evitarlo.Y se lo hicieron, al principio con dos pinchos(de ahí deben de venir los pinchos vascos), pero mandó mejorarlos hasta 4, y así llegó a Venecia, desde Turquía, donde lo hizo histórico: EL TENEDOR.
Sería Catalina de Medici, 2 siglos después que, en su boda con el rey Enrique II de Francia, lo traería hasta nuestras mesas.