Aquel rey de Babilonia dejó asentada en aquella enorme piedra las 282 leyes que regularán Mesopotamia.El principio, luego el Derecho Romano, los Códices napoleónicos, y así el hombre iba avanzando.
Culturas antiguas podrían haber colaborado, como se hizo cuando Napoleón en su paso por Egipto, uno de sus hombres descubrió la Piedra Rosetta, mediante la cual todo lo que habían pensado y escrito los egipcios en sus Imperio Antiguo y Nuevo, pudimos conocerlo y enriquecernos.
Pero no todos tuvieron la misma suerte.
Los mayas que en el 500 A:C ya habían construido el telescopio en Uxmal, antes que surgiera no sólo Europa, sino el propio Cristianismo, nunca han tenido la piedra Rosetta para saber su pasado su cultura.
Gracias a que en aquella “llamada conquista de México”, una mañana trágica de 1562, en el pueblo de Maní, en la península de Yucatán, un sacerdote franciscano, en un Acto de Fe, QUEMÓ TODOS LOS CÓDICES MAYAS, y de cuajo acabó con su pasado y nos privó de saber lo que fue aquella cultura.El hombre se llamó Fray Diego de Landa.
Así de cruel fue aquel acto de Fe, que dejaba sin pasado y sin futuro nada menos que a la mas floreciente cultura de Mesoamérica.