No tiene nada que ver con Europa, con el Medio Oriente, con los Estados UNidos o América Latina, ni siquiera con la ciudad de México, donde nací, y tengo recuerdos tan espléndidos. No, Es la Península de Yucatán, mi escenario por 30 años hasta de venir a Españaa.
La península está dividida en 3 estados: Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
De Seybaplaya, donde tenía su casa aquel gobernador de Campeche Carlos Sansores, y donde un día nos invitó a los cuatro a aquella suculenta casa y playa, sin saber que años más tarde el presidente Echeverría le encargaría le diese a Felipe González, el primer millón de dólares en 1974, tras abrirle Rafael y Pura las puertas de Los Pinos.
Adelante en Campeche, no en la costa en Kalkini, nació Doña Alina Estrada la esposa de don Enrique Gottdiener, ese escultor de la calle 60 en Mérida, que con sus dijes mayas, según ellos, les dió la presidencia a Díaz Ordaz, a Echeverría y a López Portillo.Al entrar por la carretera a Yucatán está aquella laguna que cambio mi destino, al adentrarme en una barca entre miles de pájaros hacia un horizonte que parecía extraterrestre de rojo intenso, y ya cerca el barquero paró el motor y con remos nos acercamos hasta que miles de aquellas aves rojas,alzaron vuelo y cubrieron el cielo con su belleza: los Flamencos.
Uxmal,en el camino, al llegar a la ciudad de Mérida, ciudad trazada de norte a sur y de este a oeste, de una sóla planta la mayoría, donde nos capturó la serenidad, que la contaminación y los millones de habitantes de la ciudad de México, nos obligaba. La serenidad, el silencio, las mecedoras para que en las tardes vecino con vecinos conversaban entre ellos, y las hamacas, donde aprendí que cuando una boda familiar, cada uno de los invitados llevaba su propia hamaca y en donde en cada casa había hamaqueros a veces hasta para 10 personas.
Años de vivir en Mérida, ya en un fraccionamiento sencillo con su alberca(“amo a quien servir” me había dicho aquel ingeniero) y más tarde en el Club de Golf, a la dos de la tarde, apagaba el aire, cerraba las ventanas e iba al centro para comprar los recién llegados diarios de la capital del país, y llegaba a casa empapado, diciéndole a mi esposa: “Amor, que ciudad, hasta sauna gratis”.
Al norte, en el mar a 25 kilómetros Progreso y Chicxulub, donde nadaba con mis hijas encima del meteorito que cayó allí hace 65 millones de años, con una longitud de 12 kms de, y le dije a mi prima española, que me hablaba de que sus amigos estaban en Torremolinos, le tomé una foto, detrás del cartel de la carretera: Chicxulub, para que nadie menospreciase donde vacacionaba..
Y así, toda la península, todas las pirámides mayas, el papel del sol, Chichen, el paraíso de Cancún, y luego la gran carretera de 500 kms de Cancun por la Riviera Maya, la Laguna de Bacalar y sus siete tonos de azul y aquella bahía de Chetumal, donde le había sugerido al gobernador las 2 esculturas, de Gonzalo Guerrero y la princesa Za Zil, y mas tarde a Felipe González, una en Chetumal y otra en Extremadura, mostrados a los primeros mexicanos los 3 hijos, entre iguales antes de la llegada de Cortés, y finalmente, aquellas islas en el camino Isla Mujeres, y Cozumel, donde estaba la segunda barrera coralífera del mundo tras de la Australia.
En las pupilas en el azul turquesa y la arena blanca y fría…….
Y las campañas electorales en los 3 estados, los homenajes a Carrillo Puerto….esa es otra historia.