Debe de haber sido muy dura la advertencia de Joe Biden, impulsada por el interior tras el asesinato de los trabajadores de la WCC de manera tan meditada y cruel, a Benjamin Netanyahu que se anuncia que de inmediato Israel abrirá nuevas vías de ayuda humanitaria en Gaza y Cisjordania y tirar la idea de Netanyahu de que no quiere testigos de fuera, ni para ayuda alimentaria y médica, que sean testigos del genocidio que están cometiendo.
A lo anterior, que cerrará la acción militar en el sur en Rafah, se abre el país, en el peor momento para Israel, cuando está iniciando lo que puede ser un viernes negro para los israelitas, atrincherados en su casas con alimentos y agua en espera de la respuesta anunciada de Irán.
El fin de Netanyahu más cerca.