Era 1970, cuando se presentó, mi padre en mi oficina del Banco.Prudente, tras tomar un café, me dijo ” Me he enterado que te van a echar del Banco y de la Ibero”.Cuando el hombre se fue, le pedí a Elsa mi secretaria, que no me pasase llamadas. Y medité.”Antes que mis intereses son mis principios”. Me echaron del Banco y de la Universidad donde ya daba clases.
Mis amigos no entendían: “Rafael, si lo tienes todo.Buen trabajo, futuro asegurado, auto del año”. Por segunda vez en la vida tras la UNAM, otra vez volvía a empezar de nuevo.Tónica de mi vida.
Y empecé a formar un partido político nacional.Con 6 personas, Heberto Castillo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Demetrio Vallejo, Cabeza de Vaca y el autor, y luego con Rafael Aguilar Talamantes, conseguimos crear en 3 años el primer partido político nacional con registro en 16 años el PST y un año más tarde Heberto el Partido Mexicano de los Trabajadores.
Para hacer un partido en México, se necesita en 2/3 del país, haber celebrado asambleas en 200 ciudades con la asistencia, ante notario de 5,000 personas que firmasen apoyar La Declaración de Princpios, el Programa de Acción y los Estatutos. Con ello obtiene uno el Registro Provisional pero hay que tener el 2 % del censo nacional( 60 millones de personas) para tener el registro definitivo.En 1974, lo logramos.
Hasta 2006, fui miembro de la Comisión Ejecutiva(32 años) y para comer, mi padre me sugirió Vender Seguros(sin Jefe ni Horario) sugiriéndome también: ” Rafael nunca pidas nada al partido para ser independiente.”Así fue la combinación la dirección del partido y la venta de seguros me hicieron que nunca pidiera nada.
Nunca aspiré a diputaciones ni senadurías. Yo era feliz recorriendo la Sierra Madre Oriental y la Occidental, dando a campesinos y obreros lo que podía.Tomamos, oficinas, Secretarias de Estado, Palacios de Gobierno, única forma de ganar las luchas.La satisfacción del triunfo de todas las luchas eran mi gran recompènsa.
En 1989, un año antes de morir Pura y venir a enterrarla, en una Asamblea Nacional en el Auditorio Nacional, con 10,000 personas, Talamantes dijo: ” Aquí hay uno de los 7 fundadores del partido que nunca ha deseado ser diputado ni senador: Rafael Fernández Tomás.
Propongo que encabece la lista por Nuevo Leon, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán”.Fue una gran sorpresa para mi que no esperaba aquellas palabras y los aplausos de los compañeros.
Otra tremenda experiencia fue conocer y ayudar al pueblo mexicano, recorriendo todo el país. En las noches, en las montañas cantaba la Internacional a veces llorando, continuador de las luchas de mis padres y abuelo en España.
Unos días antes de empezar la sesión, me sentía mal y fui a los servicios médicos de la Cámara, para una chequeo. La enfermera me tomó la presión y salió corriendo a avisar al médico: Tenía 200-150, es decir no me morí de milagro. Pero a la semana ,cuando comienza la Legislatura, sin aviso ni experiencia previa, me nombran Presidente de la Cámara que saque el primer día con dificultad, pero ya no en otras ocasiones.La experiencia era la experiencia. Ahi conocí al mediocre de Felipe Calderon.
En México, el Diputado Federal tiene dos etapas de su trabajo.Las dos sesiones anuales y los meses restantes, ayudar a la agente en tu territorio.
Puse una oficina, y miles de tarjetas de presentación. A las 7 de la noche de aquellos días me subía y bajaba de los autobuses, y como merolico decía a aquellos trabajadores cansados: ” Yo una vez me subí aquí para pedirles su voto para ser diputado. Ya lo soy, aquí tienen mi tarjeta por su los puedo ayudar”. Era bajar de un autobús medio en marcha y subirme a otro. Muchas noches.La oficina empezó a llenarse de gente y los compañeros y compañeras que tenían se encargaban de buscar soluciones.
Pero algo faltaba. En Mérida Yucatán donde vivía con mi esposa y mis dos gemelas, existían las calesas o calandrías tiradas por un caballo.Alquilé tres años, en esos meses una calesa, con el único caballo que tenía fuero, que se llamó Crispín.
En la parte de atrás se leía en una placa: ” Oficina Móvil del Diputado Federal Rafael Fernandez Tomás, para servirles”.
Y así tuve tres años una oficina, ecológica, fresca. Cuando salían mis gemelas Paloma y Acacia del Colegio, tras la hilera de autos, entraba Crispin, para sorpresa de todos los niños e ilusión de mis hijas.
Finalmente, aquella experiencia de Diputado Federal 40 a 43 años, fue también inolvidable