Salía de la Secretaria de Seguridad de la ciudad, en el piso 18 dela estación del metro de Insurgentes, cuando me encontre la noticia.La avanzada del Papa había definido a donde llegaría su última visita: Iztacalco, en la Magdalena Mixhuca. Lo que esperaban los demás delegados y gobernadores cercanos, caía en mi delegación.

No era cosa menor.Recibir al Papa y a los millones que lo acompañarían en la misa, era una gran responsabilidad. Faltaba un mes.

Mientras Televisa ponía en sus noticieros FALTAN 27 DÍAS PARA QUE LLEGUE, en mi amplia oficina, en una enorme pizarra, con los círculos concentricos de donde se iban a mover los ciudadanos, alrededor de la misa, nosotros poníamos: FALTAN 30 DÍAS PARA QUE SE VAYA EL PAPA.Toda vez que ya habíamos tomado el control de lo publico, aquella mañana nos reunimos bajo la coordinación del que escribe, los representantes de la Iglesia, el del Estado Mayor Presidencial, la policia, los bomberos, el metro, protección civil y todos aquellos que tenían que ver con aquella visita.Cada semana, se le daba seguimiento al proceso.

Mientras se armaba, bajo la supervisión del Obispo, el altar y otras instalaciones, y surgía a 40 metros de altura el altar enorme.En la planta baja, se armó un gran oratorio, donde estarían los médicos en circuito cerrado de televisión, a un lado una habitación impecablemente vestida de blanco y a su lado un quirófano. Unía ambos pisos un elevador.

Fuimos citados todos los responsables a las oficinas de la Iglesia, donde se nos informó que SU SANTIDAD SOLO TENIA ENERGÍA PARA DAR 86 PASOS.(Gulp).a lo largo de la misa única que se celebraría en ciudad de México.

Mientras avanzaba la obra, la noche que cerramos la esquina de la muerte, como regalo a las 2 de la mañana, invité a los 1o principales colaboradores de la acción, a algo, donde sólo podía pasar personas especiales, entre ellos el responsable de la organización por parte del gobierno de la ciudad, quienes pudieron ver la obra impresionante.

En el mapa de círculos concentricos estaban hasta donde se podía llegar en automovil, donde los autobuses de delegados de todo, el país, el primer y el segundo cinturón de seguridad, iban puntilizandose los avances.

La Iglesia se encargaba de los visitantes, de las zonas donde llegarían a dormir sobre el pasto cada delegación de ellos, pero todos los puestos de bebida, comida, de baños, protección civil, circuitos de luz, y examinar y autorizar que se podía vender o no era responsabilidad de la delegación y de una firma que era la de este autor.

Una semana antes invité a Paloma y Acacia, a que vinieran no a ver al Papa en la primera fila, sino a VER A SU PAPA ORGANIZANDO LA VISITA DEL PAPA.El Jefe de la policía de Iztacalco, el comandante Jaramillo, esplendido, destacó a una mujer policía de todas sus confianzas que no se despegó de mis hijas en ningún momento.

Ya todo listo, dos noches antes, me traslade al Hotel más cercano, y en su sala de juntas, tenían que pasar la revisión de los responsables sanitarios de la ciudad. ” Coca Cola, pasa”, después de la revisión. “Las tortas del Hipocampo, las más famosas de la ciudad, 100,000 no, por que algunas las hicieron sin medidas de preocupación “, y así hasta que se aprobaron todos, y por supuesto aquellas tortas al día siguiente regresaron con 100,000 nuevas. El negocio lo valía.

La mañana anterior empezaron a llenarse todos los espacios de aquellas hectáreas. La gente venía a pasar la noche en la intemperie, mientras mis hijas, se asombraban al ver aquellas instalaciones, el elevador, el quirófano y el altar.

La seguridad de Juan Pablo II, estaba en manos del Estado Mayor Presidencial, pero lo que le pasase a todos los habitantes de Iztacalco, de toda la ciudad y del mundo era responsabilidad de la delegación.

Con enormes macetones llenos de plantas a su alrededor el escenario quedó de lujo.

Juan Pablo II, llegó en su automovil.Entró a descansar, y luego subió a oficiar la misa, ante una multitud impresionante y con trasmisión mundial.

Cuando el terminó y se fue, en menos de 2 horas, sin ningún incidente, desalojaron el lugar, los tres y medio millones que reportó la policia y la prensa.

Sólo hubo un fallecido, y sin heridos. Un hombre mayor que murió de un infarto por la hipotermia

¡¡Uff!!, les dije a mis hijas, tomando el cafecito a las 14 hs en mi departamento, pero…….sonó el teléfono, era Pablo López Jaramillo. ” Licenciado, se fue el Estado Mayor, y la gente está llevándose las cosas.

Hubo que llamar refuerzos de todas las delegaciones para evitar el saqueo. ¿ Quien no quería tener una maceta de 2 metros y su planta cocmo recuerdo?. Pero, la preocupación era el quirofano, la recamara, los oratorios y televisores.

A las 5 de la tarde, respiró tranquilo quien les escribe.

El martes entregamos a la Iglesia Católica, todas las instalaciones como las llevaron.

Habia sido la mayor misa de Juan Pablo II en un sólo lugar, quizás la mayor misa, hasta ese momento en le historia de la Iglesia Católica.

Una experiencia más de la vida.