“La selección será Morata y diez más”, decía ayer en la mañana Luis Enrique” defendiendo a su numero 7, abucheado por los aficionados en el partido contra Suecia que empataron.
Ayer con todas las expectativas que trasmitían los locutores de Media Set, a quien conviene economicamente que España dure lo más posible, azuzaban al pueblo español, tan necesitado de buenas noticias.
Ya atrás las discusiones entre que había pasado entre Florentino y Sergio Ramos, donde el “jefe” ganó en las vencidas, a un Sergio Ramós que había perdido piso y que lo reto y perdió, el asunto de iteres nacional se trasladaba al fútbol y a la Eurocopa.
Casi todos valorábamos el equipo francés, donde Depchams había vuelto a llamar a Karim, como la representación de nuevo fútbol vertical, atlético, pero España, es España…más bien lo fue cuando el tanto de Iniesta en Sudafrica hace 20 años.
Pero los pueblos tienen que agarrase a un clavo ardiente ante la pandemia, no tanto Viktor Orban, el presidente de Hungria, que con tal de que su equipo calificase en la primera etapa, abrió el estadio para 67,000 sin ninguna medida sanitaria. El líder de la extrema derecha europea, se la jugaba con esa selección, la del legendario Puskas que recordaba de mi infancia, y el hombre que PROHIBIÓ POR HEMOFOBIA A HARRY POTER, se topo con la realidad.
Pero la España de Aragonés, la del tikitaka, casi 20 años después del tanto de Iniesta, sigue sin levantar cabeza.
Y ahora estamos con un partido ante Eslovaquía duro, con que llevamos 2 puntos.
Duro amanecer para el pueblo español, que no asimila como unos cuantos lo llevan de la televisión basura y el fútbol, no recuerda aquello de Pan y Circo de los romanos.