Era media mañana cuando el Alcalde recibió el recado. Sorprendido, le soltó al secretario particular: ¡¡ Juan a un descendiente de alguien que nombró Felipe II, nada menos que un Medinaceli, mientras yo esté aquí no se le niega nada y menos se le hace esperar. Dale lo que quiera, pero, a mi me dejas fuera de todo!!

“Queda claro?”.

Fuera, el hijo del ex soltero de oro de España, comentaba al amigo. “No te preocupes, a mi nadie me niega nada.Haz números “.Mientras eso duraba tres ancianos habían fallecido, olvidados por la Comunidad de Madrid, sin enviarlos siquiera al hospital”, Las familias veían que no se podrían despedir de el abuelo, del padre,del tío.

Pero, mientras Luis Lucía el “palmito”, Alberto sacaba cuentas.” Si conseguimos el permiso para importar los guantes, si los vendemos a 2 euros, y cuestan en la calle 0.08,con un millón, creo, ya lo hicimos”.

El Ferrari, el Lamborghini, el Rolex de Oro, y el yate de vela, y lo demás estaban a la vuelta de a esquina.Solo hubo que blanquear los 6 millones y pensaron en aquellos autos y yates que siempre soñaban con ellos, sobre todo el tal Alberto Luceño un clase mediero de poca monta

Juan, respetuosamente, como correspondía a aquel Grande de España, le llevaba y le indicaba que hacer, sin saber la historia del padre de aquel Luis Medina y su acompañante, el de los números.

Todo arreglado. Permiso otorgado, feliz Juan como si fuera él el descendiente de aquellos Medinacelis,pedía satisfecho, un café a la secretaría, con la satisfacción de alguien que casi todo toca los cielos.

En la vorágine de la pandemia, al ver al Alcalde, sólo le dijo: “servido”, con lo cual se ganó una palmada en el hombro..

Juan, que había llegado allí por “su cuate” Martinez Almeida, bastante inculto, no sabía la historia.

El padre de Luis, aquel soltero de oro, que se vanagloriaba de haber bailado con Jackie Kennedy y Grace Kelly, pese a lo poco agraciado, había sido el ejemplo de la decadencia de la aristocracia española, cuando Juan ni siquiera nacía; aquel Don  Rafael, había estado dos veces en la cárcel, por consumir drogas, por pedofilia y el secuestro de aquella niña de 5 años.

Ingresado varias veces, por depresiones profundas, aquel Duque de Feria, era el ejemplo de donde había llegado la descendencia de aquel caballero que Felipe II, le había otorgado siglos atrás, la Casa Medinacelis.

Dos años después, Juan al ver pálido al Jefe tras ver la prensa,, Juan entendió la historia.

Los familiares  y los amigos, presumían con Luis y Alberto, ” La habes hecho,ehhh”. al ver el Lamborghini y deseando salir a pelear con aquel Luis, el gran heredero de la época de, nada menos, Felipe II, mientras el juez, presionado por los medios, estimaba en 6 millones de euros aquel detalle.

No fue un negocio más, había sido hecho al nivel de los Grandes: De los 8 céntimos que costaban en el mercado se los habían metido al Ayuntamiento a dos euros.