Y así fue. Podían cruzarse varias veces entre si en la Universidad y ninguna palabra, ningún gesto, hasta que llegaban los 15 días,pero ese día Deborah y Rafael entraban cada uno por una puerta diferente, se sentaban y de nuevo la magia aparecía.Más complices, más amigos y con mayor confianza sus inquietudes volvieron a surgir.Con más severidad pero con más profundidad.
Sus vidas empezaban a fluir con más facilidad,sin darse cuenta de en cada reunión estábase sembrando una semilla, que era sólo de ellos dos, y que crecería conforme ambos la mantuvieran con el sol y el agua que requería,agua y sol que era la amistad, y el principio del cariño que surgía entre ellos.
De nuevo la siguiente cita a los 15 días y en el mismo lugar, donde las 5 horas parecían volar pero que, a ambos, les dejaba algo dentro y como un secreto se mantenía y se disfrutaba.Era de ellos dos solamente.
Al término de cuarto encuentro, Rafael le sugirió que la próxima reunión quinces días después fuera, ya no en la Universidad, sino en la Catedral de la hermosa ciudad de Guadalajara, a 500 kilómetros al norte de la ciudad de México.
Deborah, desconcertada pero sensible pensó: ¡¡ Guadalajara!! y de inmediato aceptó
Eran principios de octubre, el otoño estaba cerca.
El día fijado, a las cinco de la tarde, cada uno entraba por un portón de aquella catedral, se ubicaban y se sentaban uno junto al otro sin hablarse.No era el momento de la palabra, sino de la piel, de los sentidos.Sus manos se entrelazaban y toda la comunicación se trasmitían a las caricias de los dedos de las manos.Era muy profundo el sentimiento entre ambos. El silencia y la belleza de la catedral los arropaban.
Plenos, fuera los esperaba aquella bella tarde otoñal, con amplias avenidas, grandes jardines verdes, con flores por doquier, que hacían famosa aquella ciudad, donde en Tlaquepaque era la cuna del mariachi.
Y echaron a andar, comiéndose aquella ciudad, con sus manos entrelazadas, durante horas.
Pero los mariachis, junto con los tequilas, sus compañeros de aquella noche, todavía callaban.