Amanecía y la ciudad se despertaba cuando Rafael se vestía con sus chandals verdes y sus zapatillas Nike. Era parte de su rutina diaria desde que vivía en ese apartamento de la Colonia Roma Sur.
Eran las 6 de la mañana cuando su volchito arrancaba y se ponía en dirección a la Av. Sonora, a uno de cuyos costados se ubicaba el Parque México, el más importante de esa zona, muy cerca de donde estaba la casa de Indalecio Prieto, que con los recursos de El Vita, tenía la única propiedad de ese tamaño, y había ubicado a sus más cercanos en esa zona residencial. Los ” sin nombre” se habían instalado en los alrededores de aquella sencilla calle López y sus alrededores.
Camino al Paseo de la Reforma, estaban listos ya los puestos populares donde se alimentaban los trabajadores mexicanos antes de su jornada. Puestos de jugos de naranja, zanahoria, nopal; batidos de leche o de agua con las frutas tropicales, con o si huevos, según el presupuesto.Entre ellos, alternados, los incomparables puestos de tamales, rojos, verdes o dulces, con su atole caliente y la telera de pan grande, donde el pueblo trabajador mexicano, metía un par de tamales y así aguantaban hasta el final de la jornada.
Cuando entroncaban con el Paseo de la Reforma, ya había salido el sol y transitaban autos y camiones,como se les llaman allí, y se enfilaban hacia la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Se cruzaba el Anillo Periférico donde circulaban alrededor de la ciudad los autos veloces, antes de llegar a las vías del ferrocarril que cruzaba Reforma, sin saber que años más tarde, un joven de 39 años, José Camilo Mouriño, hijo del presidente del Celta de Vigo, equipo de esa ciudad gallega, y que había venido a “hacer las Américas”, en Campeche al sur del país, armonizando en forma prohibida el ser diputado local con sus negocios pesqueros, abiertos por el padre, quizás también de Avión, perdería su vida.
Coptado por Felipe Calderón, miembro del conservador Partido Acción Nacional, llegado a la presidencia en 2006, le encargó las relaciones del presidente con el narco, con el Cártel de García Abrego, el Cartel del Golfo, quien enfrentado con el de Sinaloa, el del Chapo Guzmán, y al regreso de un sigiloso viaje a San Luis Potosí, el Chapo, compró a los operadores de aquel aeropuerto, cambiaron las tarjetas de vuelo, por un Learn Jet diferente, y a los 2 de la tarde, al bajar y enfilarse hacia el aeropuerto de la ciudad de México, el avión cayó en el cruce más conocido quizás de la ciudad: Reforma y Periférico, y ahí quedó aquel joven, y ahí empezó el alcoholismo del Presidente Felipe Calderon en Los Pinos.
Por fin, Rafael llegaba a la tercera sección, la última y la mas tranquila de aquel Chapultepec, que en una ocasión, en su Castillo, tuvo como Huesped en 1862 a Maximiliano de Habsburgo como Presidente de México, y de donde salió para ser detenido por Benito Juárez y fusilado en el Centro de las Campanas, en Queretaro.
Bajó del auto y empezó a hacer sus ejercicios diarios, corriendo alrededor de aquel lago, al final del cual buscaba SU ÁRBOL. .
Terminaba una parte del desahogo, pero empezaba otro, Rafael encontró, en un lugar muy tranquilo aquel árbol, que lo hizo suyo desde el primer día, quizás recordando a aquel amigo africano de Teresa Beckman que le había comentado que en Africa cada quien tenía su árbol.
Relajado, su ponía enfrente de él, y lo consideraba su vida. Y empezaba por la punta de éste, pensando que era su vida, pero que según avanzaban los años, al llegar al sexto, sin saber las causas, empezaba a llorar y a llorar.
Recordaba como la emoción lo hacia llorar de emoción, desde aquel día a los 12 años que, yendo a tomar un café con los refugiados españoles en el Café Madrid, empezó a llorar de emoción, al escuchar en el radio del camión, lo que sería La Polonesa de Chopìn, pero esto era sacar tristeza que no fluía por su gran coraza carateriológica, que le habían encontrado.
Y era el momento más grato y reconfortante del día. Sacar y sacar aquellas lágrimas que surgían a borbotones, cada vez que recordaba los 6 años, sin saber porque.
¿ Que había sucedido en Nicolás de San Juan, en Narvarte, que lo había marcado?.
No sería sino a los 33 años en Ixtapa, Zihuatanejo, en el Pacifico, sólo en un hotel preparando un periódico, cuando le ” cayó el veinte”.
Pero, la lucha del Eros y el Tanatos, era implacable con él, y dibujaba su vida, donde intervenían los genes de Belarmino, su abuelo, y lo impulsaban a una nueva etapa superior.