Venia a Oviedo, en cada viaje que ,por el extranjero, me acercaba a España.Oviedo me jalaba, sobre todo por mis padres y mi hermano y la belleza de la ciudad-
En aquel año no pude estar aquel miércoles 15 de junio, cuando se celebraban las primeras elecciones generales en España, tras la dictadura, a pesar de que estaba muy al tanto de las candidaturas y supe como mi padre, Wescenslao Roces admirado en México y Morán, habían salido electos senadorespor Asturias por el PSOE y el PCE, pero agendé muy bien el 13 de julio de 1977, toda vez que se iniciaba la Primera Sesión de las Cortes en el periodo democrático, pero sobre todo por que no quería perder la oportunidad de vivir aquel momento,en que por la Mesa de Edad, iban a ser Vicepresidentes, nada menos que Dolores Ibarruri con 81 años y Rafael Alberti con sus 74-.
Y aquel día fe histórico. Después de todo lo que había pasado desde el 14 de abril de 1931, tener la oportunidad de ver el Congreso con esos dos legendarios dirigentes comunistas, era un lujo.
No fue fácil, en el PSOE en Madrid, conseguir una entrada a la zona de visitantes,pero cuando estaba ya sentado al lado izquierdo de la tribuna, me propuse saborear la historia.
Aquel momento en que Alberti, acompañaba y ayudaba a La Pasionaria hasta su escaño de Vicepresidentes ambos, me quedó muy grabado.Sus rostros, curtidos por tanta y tanta lucha, llenos de dignidad, dignificaban ellos solos el Congreso
Más, cuando al terminar tuve la posibilidad de conversar breve mente con ambos, que estaban florecientes, y mostraban, no lo creían que aquel momento pudiera llegar algún día.Pero llegó..
Las emociones habían surgido en 1976, cuando tuve la posibilidad de estar en el XXXVII Congreso del PSOE, en aquel Palacio de Congresos de Madrid, lleno a reventar.Iba con la delegación asturiana y me impactó las figuras de Felipe y la asistencia de aquellos invitados extranjeros Willy Brandt, y sobre todo de Olof Palme, a quien, gracias a Felipe pude entrevistar sin imaginar siquiera lo que sucedería en el futuro..
Llevábamos 4 años de haber fundado el Partido Socialista de los Trabajadores en México, pero con las piernas desgarradas entre el país en que nací y el de mis viejos, traté siempre de poder estar cerca de ambos.
Por ello, pude vivir de otra manera durante varios viajes no sólo Madrid, el Palacio de la Moncloa y el de la Zarzuela, sino Vetusta.