Miguel es un personaje, una buena persona de la vida.Ha sabido enfrentarse a las adversidades con la capacidad que tiene y la que heredó de su padre un anarquista de bien y que nació hace 68 años en el barrio madrileño de Lavapies.
Miguel no acepta que se le llame a nadie pobre. El dice, y dice bien y pronto: ” No hay pobres, sólo CORTOS DE BIENES”.
Miguel Sancho, victima de una poliomielitis, sus piernas no le respondieron, una de ellas, hasta los siete años, lo que hizo que se incorporase, casi sin estudios al mercado laboral acompañando a su madre en su mismo oficio: Albañil.
Murieron los padres y Miguel continuó toda su vida laboral, más de 50 años, como albañil, con sus muletas, su única pierna sana, toda la voluntad y la sapiencia que le daba la vida.
Un día, el buen Miguel, supo de que necesitaban albañiles en Irak, si entendió usted bien amable lectora o lector, en Irak y ni tardo ni perezoso, en plena Guerra de Irak, el con sus muletas y su pierna, trabajaba en Bagdad,lugar donde permaneció varios meses. Habia que vivir y su situación le hizo apuntarse con aquel capataz que buscaba albañiles españoles.
Cuando murió su padre que con tantos sacrificios había comprado en la zona obrera de Madrid un pisito, se lo dejó al hijo, donde, no faltaron los que merced a engaños se aprovecharon del más débil, y además amenazándolo de muerte para que no reclamara.
Don Miguel tomó el primer autobús, que se dirigía a……. Gijón, Asturias, y un día aterrizo con un mínimo de ahorros en nuestra ciudad.
Sus escasas pertenencias y el reto de nuevo que le preparaba la vida, le permitieron, en esa tierra desconocida para él, desbocarse 20 días,comiendo en restaurante, yendo a diversiones, hasta que la cruda realidad se impuso y se encontró un día durmiendo en el suelo ante lo que él era un refugio: La Iglesia de San Pedro. Y allí bajo el cobijo en las afueras, oyendo las olas del mar y pasando nuestro frió y viento, buscó como enfrentar el reto y se puso a pedir en la Iglesia de San Pedro.
Encontró techo y algunos ingresos del Estado, pero para él era imprescindible estar sábado y domingo, tomando el autobús 4 para ir de La Calzada a las siete de la mañana y estar listo para las misas.
Ahí observó a parte de la sociedad de la ciudad. Desde aquella señora que nunca dejaba de darle unas monedas, hasta personajes que tiene bien grabados como la Alcaldesa Fernandez Felgueroso o Don Rodrigo Rato, que pasaban ante aquel ” paria” de lejos y en forma despreciativa.
Cada día le era más difícil levantarse a los 61 años, ir con dificultad, con su pierna y sus muletas a tomar el autobús, que lo llevase aquellos sábado y domingo para poder comer.
Un día, un vecino de Gijón, que tanto él como su esposa, lo trataban con respeto y le ayudaban, terminó en el Hospital enfermo quizás de gravedad. La esposa el sábado que volvió a ver a Miguel tras la misa, le explicó lo que le había pasado a Don Luis como Miguel lo llamaba. Miguel, todo generosidad, volteó y lo único que tenía era una imagen de la Santina, y se la dio a la señora por que la Santina lo iba a ayudar a salir de ese trance delicado.
Y Don Luis Feito(no se si está correctamente escrito el apellido), meses más tarde salió de aquel trance y para sorpresa de Miguel Sancho, “corto-de bienes “, aquel domingo lo encontró ante la alegría de quien ya se sentía amigo de quien no lo despreciaba sino que siempre la esposa y el algo le depositaban en su botecito, y le dejó en su chamarra algo. Eran unos euros,mas de lo normal.
Finalmente, hace dos años, el cuerpo ya no le permitió levantarse, e ir hasta San Pedro.Bueno pero tenía techo en los Apartamentos Gijón, donde es un amigo por mi admirado y algo para vivir.
Y un día, apareció, en nuestros Apartamentos, en la zona proletaria de Gijón, aquel hombre que no olvidaba el detalle de Miguel y a partir de ese momento Luis Feito no deja de acercase al apartamento de Miguel Sancho,cuya ayuda mensual le está permitiendo vivir un buen momento de la vida.
Es el único de los 90, que un día al mes, sale con sus muletas a una gran superficie cercana, compra para todo el mes, y mientras todos vamos con nuestras bolsas, a Don Miguel Sancho, ” corto de bienes” pero generoso en la vida con los demás, le traen el pedido por el volumen de su compra que pasa de los 60 euros, hasta la puerta de su casa.
Miguel, que ya ha vivido mas que sus padres,sus hermanos y sus tíos, en su nuevo apartamento que da al jardín es un hombre pleno, viviendo a sus 68 años, una de las mejores etapas de su vida.
Yo no conozco a Don Luis,como él lo llama, pero trasmito esta historia.El está haciendo feliz, sin darse cuenta a Miguel Sancho, ex albañil en la Guerra de Irak