¿Que habrán sentido los hombres, mujeres, jóvenes y ancianos que salieron a la calle el 1o. de octubre, enfrentando a la Policía nacional y a la Guardia civil, al ver que ayer su líder Puigdemont se había trasladado a Bélgica con 5 consejeros a pedir ASILO POLÍTICO; al ver que los partidos nacionalistas se apresuran a participar en las elecciones bajo el amparo del 155 y de Mariano Rajoy; al escuchar a los miembros de la CUP de que no había nada paralelo, ni estructura, ni proyectos que avalasen a lo que será la República más efimera de España.?
Una vergüenza de líderes para un pueblo noble que lo que pide es un referéndum.
Esta jornada, tras lo anterior nos deja, en primer lugar, la fineza del trabajo de Mariano Rajoy, que no sólo desbarató aquel proyecto, sino que lo ha elevado a nivel de toda España como un líder consistente.
Un gran dirigente político, me decía un día: ” Fernández, el Secretario de Gobernación, ni se ve, ni se oye, SE SIENTE”., y eso es justamente lo que ha hecho Mariano Rajoy,Hay que reconocerselo. Su proyecto, usar el 155, para llegar cuanto antes a que el pueblo catalán pueda expresarse libremente, y de ganar los llamados partidos constitucionalistas emitir un nuevo Decreto, que permita regresar a las 1,810 empresas que, hasta ayer, habían salido de Cataluña.
Pero también nos dejó otra hecho.La aparición de un líder natural de Cataluña: Joseph Borrell. Borrel, socialista de los de antes, que enfrentó a Felipe, a Guerra, a las Susanas y Fernandez y los Bono; que sin dejar el partido dejó claro: ” Los hijos de los socialistas están en Podemos”.
Siempre le he tenido un gran respeto a este hombre de 70 años, congruente ideológicamente con las ideas de Pablo Iglesias y consecuente al plantear,como gran orador en las plazas de Barcelona,que el independentismo no era el camino y llamando a que todos los catalanes no desperdicien esta oportunidad histórica de ir a votar el 21 de diciembre.
El 21 de diciembre, el pueblo catalán podrá hablar con libertad y expresar su futuro