Había que verlos en el banquillo de los acusados. El prepotente ” Manolo” Chavez(por quien Felipe González “ponía las manos en el fuego”), su continuador Griñán y aquella Ministra, ahora ojerosa,Margarita Alvarez, era la viva voz de una etapa del socialismo español que quedará para la historia, sobre como se traicionan principios de un partido tan antiguo como la luz eléctrica.

Miles y miles de socialistas consecuentes con sus ideas CON MORAL PERSONAL Y PUBLICA, hicieron posible que los andaluces llegaran a hacerse del Partido en el Congreso de Surennes, y hasta ahora.

Vengo de un país, políticamente muy atrasado donde durante 40 años el partido hegemónico hizo lo mismo que los socialistas andaluces. Para ellos era Chiapas, y las enormes cantidades de dinero como programas sociales, envileció a la población ya quienes utilizaban como su granero de votos, cuando llegaban las elecciones nacionales.

Y me encontré con un partido socialista en Andalucia haciendo lo mismo, usando recursos del Estado para tener su granero de votos.Aunque el sistema era diferente, en el fondo era lo mismo que hacia el PRI: Distribuir dinero sin control para lograr los votos que fueran necesarios.

Una vergüenza. Siempre he dicho que estaban al tanto de todo, Felipe González, Alonso Guerra y Susana Díaz y que aquellos ” socialistas” utilizaron el prestigio de Asturias en esta nuestra triste etapa desde José Angel Fernández Vill hasta el final como Javier Fernández, para darle el toque de obreros y luchadores ganados por aquellos socialistas que levantaron el partido desde Vigil Montoto en 1901 hasta la generación que hizo la Revolución de Octubre y Decretó la Soberanía.Aquellos trabajadores, proletarios morirían de nuevo se alzasen la cabeza y vieran todo ésto.

La historia es la historia. Que se corrompa el Partido Popular no extraña demasiado pero que lo haya hecho el socialismo andaluz, duele.

Dentro de poco, como Fernández Villa terminó como terminó, con el apoyo de Alfonso Guerra en Rodiezmo cada año, terminará Javier Fernández quien, por cinco minutos de gloria, se embarró de aquel triste Comité Federal.

La historia los juzgará