Recordaba a Ana Botella y a los presidentes españoles que hablan sólo el castellano, cuando leí la información sobre lo que había sucedido en el viaje de Emmanuel Macron a China.
Una vez habiendo pasado por XIA´N, el comienzo de la nueva Ruta de la Seda que está instrumentando China y que por tierra y mar permitirá conectarlos con el resto de Asia, el Sudeste Asiático, África y parte de Europa, le prepararon una bienvenida reservada a los grandes en Pekín.
Por segunda vez en su historia, el primero fue Trump, un mandatario extranjero era invitado a cenar en la Ciudad Prohibida.Gran privilegio, donde Xi Jinping quería darle el nivel que tiene al principal mandatario europeo en este momento.
Por Macrón sorprendió al líder chino y todos los invitados cuando al termino de la cena en los discursos, una parte del suyo fue en Chino Mandarín.Nada menos.Antes al llegar, para corresponde a la política de los Panda chino, regaló un caballo pura sangre de la Guardia Republicana.
Pero más tarde firmó contratos muy importantes en diversas areas ,desde la construcción de un cementerio nuclear hasta la compra de China de 184 Air bus 320, con un costo de 15,000 millones de euros.
Macrón expresó en la rueda de prensa final con Xi Jinping, que era necesario la necesidad de un Europa fuerte para tratar mano a mano a China y a Los Estados Unidos, tomando el liderazgo,al empezar su quinquenio, que pierde la señora Merkel la que tiene problemas para formar gobierno con el PSD.
Emmanuel Macrón se ha mostrado en estos meses, como un nuevo De Gaulle, orgulloso de su historia, independiente de los Estados Unidos y sin partido alguno que lo apoyara.
Es lo que necesita Europa, pero todos los demás dirigentes tienen que ponerse a la altura.
Y el hablar Chino Mandarín en la Ciudad Prohibida de Pekín, era más fondo que forma.