Esto no trata de bodas reales, de las paginas de color, de romances.
Fue más allá.Fue de la historia…..
Llegó y entro sóla, con paso firme.Recorrió sóla la mitad del recorrido hacia el altar.Morena, de madre afroamericana descendiente de esclavos ,de trabajo modesto en Los Angeles,rompía tradiciones que ni Enrique VIII, ni la mismísima reina Victoria, se hubieran imaginaddo jamás.
Sin un padre holandes(una verguenza de la decadencia de pasados tiempos) presente que la acompañara, camino con elegancia y esos rasgos de los originarios de nuestro planeta, mostraban algo de nuestros origenes negros donde nos fuimos despìntando con los milenios y que, quizás por ello, tanto anhelamos las vacaciones para volver al color original
Mujer era.
Hecha a si misma, con sus 36 años y un divorcio, una más de las mujeres que están sentando las bases para el papel de la mujer en el siglo XXI, donde serán sujeto y ya no objeto, de grandes cambios.
Pero cuando llegó a la ceremonia, se negó a OBEDECER al marido, al suprimir la palabra tradicional, todo ello ante una familia real que cae de vieja pero que sabe renovarse.
El aire fresco de Meghan Markel, dió oxigeno, con ella, con el gospel, con la cultura originaria, en el mismisimo corazón de los creador de la Trata de Esclavos: WINDSOR
La madre,afroamericana, trabajadora de diario era el ejemplo de centenares de millones de mujeres que tuvieron que sacrificar todo, era el vivo ejemplo de ellas, frente a Isabel II, Reina de la tercera de la grandes reinas que ,a base de cualquier cosa, lograron crear el Gran Imperio Británico, que en 1902, a la muerte de Victoria era dueña de la tercera parte del territorio mundial y dueña de la quinta parte de la riqueza, tres siglos más tarde que, tras España y Portugal salieron a los oceanos ,británicos, holandeses y franceses a colonizar y conquistar en los 1500, dos terceras partes de nuestro planeta y cuya riqueza fué debida a la explotación de aquellos esclavos.
Pero, ayer, MEGHAN MARKLE, entro al corazón del Imperio en Windsor, mientras el padre un holandes no tuvo ni siquiera energías para dar el brazo a la hija.
No tuvo Meghan necesidad.
Por cierto la luna de miel, la paga ella, con sus 5 millones de dolares que ganó por su talento.
Ayer ante 2,000 millones de auditorio, ante la ignorancia de las grandes cadenas y empleadas y empleados de las llamadas “Casas reales”, un hecho histórico estaba sucediendo.