Aquel día, en febrero de 2014 aplaudiendo a rabiar al nuevo cardenal español Fernando Sebastían, se encontraba en la Básilica de San Pedro, presidiendo a la Delegación Española.Hombre considerado como quien antepone sus creencias religiosas a sus decisiones judiciales,era Don Carlos Lemes, nada menos que el Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo.
Con 58 años,madrileño, miembro de Faes, hombre de aquel Ministro Jorge Fernández Díaz que condecoró a una Virgen, en 2013 fue ubicado por los poderes facticos españoles.Sería el hombre que les cuidaría las espaldas.
Y de pronto, él, tan preparado, el hombre de Aznar,se descuidó. Había elegido a aquel amigo Luis Díaz Picazo para dirigir la Sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo, y cuando éste declara que ” los bancos tendrán que pagar las impuestos de las hipotecas”, y el gran escandalo nacional que ponía en tensión a millones de ciudadanos, de pronto frenó por ordenes de Lesmes, y lo “raspó” en el peor momento.El 17 de diciembre Lesmes aspiraba a repetir como Presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo y tal vez esos dos errores, le cerraron las puertas en el peor momento para sus amigos(vale recordar que el cardenal electo que fue a aplaudir se llama Fernando Sebastían que ha dicho perlas como la siguiente: “La homosexualidad se le trata como cualquier enfermedad, como se trata a la presión” ).
Bueno, pues el Presidente del Supremo que va a llevar el caso de los 17 dirigentes independentistas,ya no será Don Carlos Lemes y hay cuatro mujeres dentro de la posibilidad.
Don Carlos el hombre de todas las confianzas de Rajoy y de Aznar y los bancos, no estará al frente en el juicio contra los dirigentes catalanes, sino que habrá dejado en evidencia a la gran banca española, ante el dilema de dar marcha atrás, imaginandonos lo que pensarían millones de epañoles que sueñan con “sacarles, por primera vez en la vida, algo a la banca” después de todo lo han recibido ellos impotentes.
Así es la vida Don Carlos, Don José María,Don Mariano, señora Botin.
Problemón, ya con los dueños de las hipotecas, ya con los juicios a los dirigentes catalanes.