Un día nos echaron a la vida sin pedirnos permiso; los 6 años son tan fundamentales, que el resto de nuestra vida, es la repetición de lo que pasó en esos primeros años y luego nos echan sin pedir permiso. Poca libertad tenemos, pues.
Pero SOMOS AFORTUNADOS de ser un Homo Sapiens, que se estima en los 12,000 años, después de la última glaciación, hemos sido 100,000 millones de hombres y mujeres.Si estamos escribiendo ésto y usted lo está leyendo, somos afortunados. Imaginémonos los millones de espermas que buscan al ovulo.Pues entre todos ellos, nosotros tuvimos la oportunidad de ser esa conjunción.Los millones, millones y millones que no lograron esa conjunción con el ovulo, nunca llegaron a existir.
Esa es nuestra realidad, que muchas veces no nos ponemos a pensar en esa gran fortuna. Podemos oír a los pajaritos, a los animales, lo mismo que a Mozart, Beethoven, Bach; podemos oír a nuestros semejantes que nos trasmiten su sabiduría. Con los ojitos podemos gozar la naturaleza, los mares, las montañas, los verdes y la belleza de El Pensador de Rodín, de la Selva del Amazonas, es decir todo ese paraíso natural que no hay que buscarlo después, sino que ya existe
.Con nuestra boca podemos comunicarnos con los demás, saborear los mariscos, el mole poblano, los espaguetis(que no son italianos, sino que en 400 antes de nuestra era eran, junto con el arroz y la soja, la base de la alimentación de los chinos, y que tenemos en Italia,c omo referencia, gracias a que en el 1250 Marco Polo, lo trajo hasta Venecia) los filetes más deliciosos, la Lubina a la Dorada, y deleitarnos con los vinos que surgen de las viñas tan cuidadas, o todas las demás bebidas que el hombre ha creado,pero sobre todo EL AGUA, y finalmente podemos oler los suculentos alimentos de la cocina, hasta el bello perfumee de una mujer.Con el tacto otro tanto.
Todos los días, a las 6 de la mañana, me asomo al balcón en el tercer piso en La Calzada y contemplo, el precioso jardín de los Apartamentos Gijón, más allá el parque del Lauredal, observo las gaviotas y al fondo la montaña asturiana.Volteo hacia el jardín verde de los Apartamentos y me imagino que debajo de ellos están Socrates, Platon,Aristóteles, San Agustín, Santo Tomas, Leonardo y Miguel Angel, Goya y el Greco, Darwin y Freud, Alejadro y Napoleón, y pienso que un día yo estaré allí abajo también
.Entonces mira la mano que sujeta mi taza de café y me digo.” Pues si, eso pasará ,pero HOY ESTOY VIVO” y recuerdo tanto una de las últimas enseñanzas de mi padre a lo 96 años: ” Hijo, ….Ya no hay tiempo…..”.
Y entonces salgo a comerme el día.
Un día no podremos hacerlo, PERO HOY, SI.