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Rafael Fernández Tomás

Reflexiones de Belarmino

¡¡ DE LA DIVINA COMEDIA A LA COMEDIA HUMANA Y DE BEATRIZ ,A LA CONDESA HAMSKA !!

A los 8 años Dante conociò a aquella mujer mayor que le impacto tanto, que cuando ella muere en 1290  en su misma ciudad, el tenìa 25 años.Apenas llegaron a cruzar algun saludo a lo largo de sus vidas, pero en el le quedò tan grabado aquel amor platònico, que años màs tarde en 1307,  que escribe su gran obra La Divina Comedia, el personaje que lo acompaña en aquella obra a conocer el Infierno, el Purgatorio y el Paraiso, era aquella Beatriz que terminò inmortalizandola.

Ese mismo siglo, tras la Peste Negra, un escritor italiano tambièn llamado Boccacio, autor del Decameròn entre otras grandes obras, a la COMEDIA como le habìa llamado inicialmente Dante a su obra, le agregò lo de DIVINA, por  el gran valor que daba a su obra en la cristiandad.

Cuando muere a los 56 años es enterrado en Ràvena en la iglesia principal de la ciudad.Años màs tarde,  se edificò en Florencia una tumba para èl, pero ella permanece vacia. Fue el desaire a la Florencia que no lo entendiò y lo desairò antes de su gran obra.

Los siglos pasaron. Llegò el Renacimiento, luego el siglo de la Fìsica, màs tarde la Ilustraciòn y no fue hasta el siglo XIX, que en Parìs un escritor frances que conocià y valoraba la obra de Dante, pero no era religioso, realizò una de las obras màs grandes en extensiòn y calidad, que èl titulo la COMEDIA HUMANA.

Se llamò Honore de Balzac, cuyo gran amor, antes de morir a los 51 años fue la condesa ucraniana Hanska.

Dos grandes, con dos mujeres que los impactaron a ambos, crearon estas obras tan antagònicas.

Sin embargo mientras que a Dante se le enterrò en la Iglesia de San Francisco de Asìs  en Ràvena la tumba hecha ,nada menos que en Florencia en su honor, permanece vacìa, mientras que Balzac era enterrado en Parìs ante una multitud de mas de 50,000 personas, en uno de los tres cementerios construidos por Napoleon Bonaparte en Paris, el màs celebre el Père-Lechaise ante aquel extraordinario discurso de Victor Hugo.

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