Estoy convencido que toda esta oleada de quema de fotografías reales no tiene ningún sentimiento razonado en contra de la institución. Las personas que las llevan a cabo harían lo mismo si, supuestamente, existiese un presidente de la República. Son de ese tipo de ciudadanos que siempre está en frente de cualquier tipo de orden. Sea éste para gobernar un Estado o, simplemente, una comunidad de vecinos. Si se llevase a término el cambio que ellos propugnan, al final, después de unos cuantos años, volverían otra vez a la calle para quemar de nuevo algo. Motivos: pues que no les gusta una determinada postura, o que el nuevo presidente no es como ellos quieren, o que pretendían un cambio mucho mayor al poner patas arriba la estructura del Estado. Fíjense que el partido que lo insta, a la postre, Esquerra Republicana, tiene una estructura asamblearia. Es decir, no admite ningún tipo de jerarquía en su interior. Estamos, pues, no ante una propuesta democrática de cambio de régimen, sino ante una invitación en toda regla hacia la anarquía. En fin, pienso que en democracia se puede ser casi cualquier cosa (monárquico, republicano, teocrático…), ahora bien, lo peor es formar parte de esa necia minoría llamada también en italiano “toca coglioni”.