Miguel Sebastián -el que no lleva corbata- ha propuesto un plan energético con 31 medidas para reducir el consumo. El coste del mismo, 245 millones de euros, da idea de su importancia y, por tanto, vamos a analizar cinco de ellas que resultan cuando menos curiosas.

1.- Reducir un 20 por ciento la velocidad en vías de gran capacidad y de acceso a las grandes ciudades. Bien, según el Ministro cuanto menos se corre menos se gasta, lo cual, por cierto, es verdad. No obstante, se olvida de que cuando más consume un coche es en ciudad (el para-arranca de toda la vida). Por tanto, ¿de qué vale reducir esos límites si es en este tipo de vías cuando menos consumo tiene un coche?

2.- Repartir 59 millones de bombillas de bajo consumo de forma gratuita. Pregunta obvia, ¿cuánto costará la medida al erario público?

3.- Reducir un 50 por ciento el consumo energético en autovías. Está claro que la iluminación en este tipo de vías es sumamente costoso en cuanto a utilización de recursos. Ahora bien, si la eliminamos o reducimos drásticamente en túneles o rotondas, ¿no estaremos acaso disminuyendo también la seguridad en las mismas?

4.- Introducción de coches eléctricos. Evidentemente, desde el punto de vista medioambiental es un hecho positivo, sin embargo, energéticamente no tanto. Si estamos diciendo que el consumo de electricidad se debe también moderar puesto que no para de crecer y, además, existe un cierto debate sobre volver a la energía nuclear para atender la demanda y que sea más barata, ¿no dispararía acaso el consumo que miles de coches tuvieran que recargar sus baterías para poder circular? ¿No seríamos igualmente dependientes pero en este caso de la energía eléctrica?

5.- Fomento del transporte en bicicleta. ¿Y nuestras ciudades están preparadas para ello? Sólo con ver los paupérrimos carriles bici que tiene la mía, o sea, Gijón, me imagino lo que debe ser andar en bicicleta por Madrid. Una locura, vamos.