Siempre he sostenido que en Asturias, los papeles de los agentes sociales, están cambiados. Esto es, puedes ver a los sindicatos diseñando carreteras (véase la concertación social), o a la patronal reclamando que prevalezca en todo lo público (véase gran parte del discurso de Fade). En este sentido, el que desde estas mismas instancias se haya lanzado la idea de reducir el número de concejos asturianos (78) para abaratar costes en servicios, no sé, me parece un discurso sinsustancia «made in Asturias». Vamos a ver. Creo que el problema real de los pequeños (y grandes) ayuntamientos está en su financiación, esto es, en que ni la autonomía ni el Estado les cede dinero. Así, su capacidad recaudatoria es mínima y, por tanto, sus servicios, no sólo son más caros, sino peores. Muchos de ellos -y lo digo por experiencia- ni siquiera pueden mantener sus playas, fuente, sin duda, de atracción turística. Los más -sigo hablando con conocimiento de causa- están esperando por un repetidor para ver el fútbol a través de la TDT, o poder conectarse a internet. Alguno, tiene carreteras de tercera categoría y, por ejemplo, para que les lleguen las cartas, tienen que pedirlo casi de rodillas a correos. Digo yo, pues, que en estas deficiencias también tendrá algo que decir el propio Principado que ve constantemente como las alas pierden población en favor del centro. Digo yo, por tanto, que lejos de eliminarlos administrativamente lo que habría que hacer es dotarlos de servicios básicos para fijar su población.

Pero, es más, tendrían que decirnos desde la Fade -en esta nueva Asturias recortada- qué concejos deberían absorber a otros. Por ejemplo. ¿Sería posible el concejo Siero-Oviedo-Lugones? ¿O el de Villaviciosa-Gijón-Carreño? ¿Les daría igual a sus habitantes que eliminásemos siglos de historia de un plumazo? ¿Ustedes ven a la Ceoe (patronal española) retocando el mapa autonómico y cargándose comunidades en aras a una supuesta eficiencia administrativa? No sé, creo que desde ciertas instancias se tiene una idea de Asturias menguante, o sea, de que nos iría mejor siendo aún menos. Y eso, a las pruebas me remito, es falso.