>

Blogs

Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El punto G.

Veo que el nuevo curso político comienza con la máxima de recortar gastos. Lo cual, dicho sea de paso, está muy bien, puesto que, al fin y al cabo, si a los ciudadanos nos toca apretarnos el cinturón, esa misma filosofía debe aplicársela también la administración. Sin embargo, siempre cabe preguntarse si dicha máxima, es decir, la austeridad en el gasto, no debería ser un principio a observar estando o no en tiempos de crisis. Esto es, si todos esos asesores, altos cargos y demás estipendios que ahora se quieren recortar eran ya excesivos en épocas de bonanza económica y no sólo a tenor del declive económico. Muchas veces las administraciones siguen el principio de la segunda Ley de Parkinson: «El gasto público siempre sube hasta alcanzar al ingreso». Y eso, claro está, cuando la recaudación es alta las lleva a inflarse; a formar toda una corte de consejeros áulicos que, ahora, lógicamente, sobran. El dedo en la llaga está puesto, porque, fíjense, incluso desde el Gobierno central piden que se congelen los sueldos de altos cargos locales y regionales. Lo cual, vuelvo a insistir, está muy bien como forma de actuar permanente, no sólo circunstancial.

Sí, porque no se crean que todo este movimiento de recorte en el punto G (de gasto) obedece a un plan meditado y pensado para dar ejemplo. Más bien, viene impuesto a la fuerza. Para que se den una idea, nuestros ayuntamientos, siempre ahítos de financiación, se van a encontrar por primera vez en los Presupuestos de 2009 con una bajada en los fondos que el Gobierno les dedica. A lo cual, lógicamente, hay que sumar la intensa merma en la recaudación de sus tributos propios, muchos de ellos, como saben, dependientes absolutamente de la actividad inmobiliaria. Resultado de dicha combinación: la asfixia económica. Por tanto, no es que las administraciones en general se hayan caído del caballo al igual que San Pablo de Tarso en cuanto al gasto público, sino que, simplemente, no van a tener suficiente dinero para afrontar su estructura tal y como estaba. Tenemos, pues, algo bueno que nos trae la crisis puesto que rompe la primera Ley de Parkinson: «El crecimiento del número de empleados públicos sería el mismo si el volumen de trabajo aumentara, disminuyera o incluso desapareciera». Más claro, el agua.

Temas

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


septiembre 2008
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930