Digan lo que digan el discurso de las infraestructuras sigue vigente en nuestro paraíso natural. Sí, es verdad que se debería de ir orientándonos hacia otros temas porque poco a poco vamos solucionándolo, pero, qué le vamos a hacer, es lo que nos gusta. La Asturias que hoy conocemos es hija de la emigración, la mina y, por supuesto, las carreteras. Intentar no explicar nuestra historia desde el punto de vista de las carencias, los debates y logros conseguidos en materia de infraestructuras resulta imposible. Ese complejo de aislamiento atávico, de ser diferente a los demás, de que cualquier autovía o puente resulta más difícil de conseguir que otros lugares; forma parte de nuestro acervo. No se entendería, pues, que lo que lleva ya vigente dos siglos se acabase de la noche a la mañana. Resultaría hasta incluso traumático. Imagínense qué harían nuestros políticos si la combinación fondos-obras se quebrase. Díganme qué venderían a una sociedad tan acostumbrada ya a estas cosas. En este sentido, la polémica montada entorno al sobrecoste de El Musel y su falta financiación representa un capítulo más de lo que tanto hemos vivido. Esto es, una obra considerada vital se ve afectada por las trabas e ineficacia de algunos. Nada nuevo, en definitiva.

Y es que, quizá, el caso que más se asemeja a lo acaecido hasta ahora en El Musel sea el del inefable Unquera-Llanes. Como saben, el tramo más vergonzoso de nuestras carreteras fue víctima de un lío político, medioambiental y judicial que lo ha tenido parado la friolera de 18 años. Después de irregularidades en la tramitación del mismo, sentencias en contra y dos gobiernos, ahora, está licitado por 232 millones (el más caro de nuestras carreteras), y con un trazado más o menos similar al que se tuvo al principio. Como ven, una vez más nosotros creamos el problema nosotros tuvimos la solución. Y, como digo, en el caso de El Musel, se puede producir algo parecido. Errores de bulto en la confección del proyecto ha llevado a un sobrecoste de 250 millones de euros de los cuales se necesitan 135 millones de la Unión Europea. A eso se ha unido una denuncia del grupo Los Verdes señalando estas irregularidades. ¿Cuál puede ser el resultado si no se financia dicha cantidad? Un nuevo Unquera-Llanes: pasaremos años con las obras paradas para, al final, como siempre, acabarlas con un sobrecoste mucho mayor. La historia ahí está.