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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Codicia.

Una palabra es la que más se escucha últimamente a tenor de la crisis financiera: regulación. Esto es, se invoca a la falta de la misma, o si quieren, a sus deficiencias, como causa última de que productos como las «subprime» (hipotecas basura) hayan salido al mercado. Bien, no es del todo cierto. El mercado financiero es el más globalizado y dinámico del mundo. Uno invierte un euro en una oficina bancaria de Proaza y, al cabo de un segundo, puede estar formando parte de la deuda alemana o apoyando a una empresa en Estocolmo. Así, los productos y subproductos financieros son en general enrevesados y traviesos. La lucha por regularlos se parece un poco a lo del gato y el ratón, o, sin ir más lejos, a la seguridad dentro del mundo de la informática: siempre tendrá ventaja el que hace un virus sobre el que inventa la vacuna. En los años ochenta el mercado americano se vio inundado por los «bonos basura» produciendo también una fuerte crisis, hoy, sin embargo, vemos como los grandes bancos ofertaron productos similares pero a nivel hipotecario. ¿Se hubiera acabado con el problema si existiese un férreo control sobre el sistema?

No lo creo y explico el porqué. Hay un componente que supera a todos los demás y se llama codicia. Es decir, el afán por ganar más y más dinero. En el caso de las «hipotecas basura» quienes fomentaron, se saltaron todas las normas y estuvieron siempre hinchando el mercado fueron las propias entidades. Fíjense si no en el siguiente caso. La Ley hipotecaria española señala que ningún préstamo puede superar el 80 por ciento del precio de tasación de la vivienda. Sin embargo, los bancos y cajas de ahorro comenzaron a bordearla. Primero, creando sus propias tasadoras -cuando deberían ser empresas independientes, recuerdo- para que así el préstamo cuadrase. Y segundo, inflando los precios para dar más del cien por cien del valor del inmueble. Conclusión: la regulación existía pero, como se estaba ganando mucho dinero, todo el mundo intentaba saltársela.


Coda: Un director de banco me contaba lo siguiente. «Llego a las 8 de la mañana a la oficina y a las 8:15 ya me están llamando de la central para ver cuánto he vendido». Codicia.

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Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


septiembre 2008
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