Me encuentro con una señor por la calle y va desencajado. Tiene la respiración alterada, pequeños sudores y, en general, el cuadro que presenta es de ansiedad aguda. Le comento que si se encuentra bien, que si le pasa algo porque trae muy mala cara. Dice: «Sí, es que voy corriendo para el banco porque con lo de los “jefun” esos…». Al principio no lo entiendo. Me pregunto: ¿qué diantre será eso de los “jefun”? Sigo indagando sobre la cuestión, porque, claro, uno no va a quedar como un lelo diciendo que no sabe de lo que habla este buen hombre. Pues bien, después de un buen rato de charla llego a la siguiente conclusión. El señor se refiere a la estafa multimillonaria del gurú de Wallstreet Madoff y, el producto, son, claro está, los «hedge fund» o fondos de cobertura. Intento tranquilizarlo. Le cuento que los mismos son para altas fortunas y que a él seguro que el pufo no le salpica. Da igual. Sigue erre que erre insistiendo en que tiene que ir a su banco porque igual le timaron con los “jefun”. Pregunto, por si acaso, si tenía algún tipo de fondo de inversión contratado. «No», me dice, «sólo un plazo fijo con el dinero que fui ahorrando de la “mómina”». Caso cerrado. ——————————————-
Entiendo que Bruselas es un sitio muy serio donde se regula toda la Unión Europea. Es más, creo que existen altos funcionarios y técnicos que velan completamente porque las normas sean equitativas y contribuyan a mejorarnos la vida. Sin embargo, es tal la maraña de normas creadas por la burocracia que a veces uno se pierde. No sabe ya ni dónde está. Una vez vi como, una directiva de la Comisión Europea, regulaba completamente el cultivo de altramuces. Fruto que, si no llega ser por el Quijote que lo menciona, ni siquiera conocería de su existencia. Ahora, parece ser, le tocó al roscón de Reyes sufrir la persecución legal generada por el elemento burocrático. Alegaban que, como lleva una pequeña figura dentro, eso representaba todo un peligro. De hecho, el tradicional dulce se libró de milagro de la desaparición, ya que, la nueva normativa generada, prohibe expresamente la introducción de cualquier tipo de objeto sorpresa dentro de la comida. En fin, ya me contarán si conocen algún caso de alguien que haya sufrido un atragantón por comerse la figurita del roscón. Pero, bien, a este paso supongo que también pondrán reparos a los muñecos que llevan las tartas nupciales, o a los bollos de Pascua, o a…