Normalmente, considero que una medida propuesta por un político a dos años vista es ciencia ficción. Diría más, en vez de un compromiso habría que verlo casi como una profecía. Y, claro, ya se sabe lo que pasa con las mismas: pueden cumplirse o no. El caso es que el ministro de Trabajo anunció el día de Nochebuena que los autónomos tendrán derecho a paro. Lo cual, dicho sea de paso, es todo un logro. Pero, desgraciadamente, llegará en el 2011. Lo cual, convendrán conmigo, se hace demasiado largo. Sí, porque piensen que durante 2009 el cierre de pequeñas empresas -sector mayoritario del colectivo autónomo- puede ser brutal. Y, obviamente, no les vas a decir a los más de tres millones y medio de personas (83.000 en Asturias) que están encuadrados en dicho régimen: vuelva usted a cobrar en el 2011. Eso, pienso, en el trabajo por cuenta ajena, resultaría del todo impensable. Y, digo yo, en tiempos de crisis como el actual, los trabajadores por cuenta propia sufren exactamente igual que los demás.
No obstante, hay que destacar que el documento aportado por el comité de expertos es bastante correcto salvo en un punto. Dice que para tener derecho a desempleo hay que tener un mínimo de cotización (lógico), elevar la actual en 26,25 euros (razonable), y que el autónomo haya cesado en su actividad tras dos años de pérdidas superiores al 30 por ciento de sus ingresos (he aquí la cuestión). Yo entiendo que al señor que me vende el periódico le va a resultar muy difícil aguantar dos años de pérdidas. Sí, porque, si mes tras mes tiene que poner dinero en su negocio para seguir abierto, ¿no sería razonable pensar que la prestación se ofreciera sólo en un año?
Por lo demás, sorprende la calma con que se quiere tramitar esta medida social en comparación con otras. Pretenden que llegue durante el 2009 al Parlamento y, después, como es necesario cotizar 12 meses, nos pasamos el 2010 esperando; y, por fin, en 2011 ya tendremos autónomos con paro. Eso sí, los que queden, claro…