Como saben, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha llamado al consumo de productos españoles. Esto, según su teoría, serviría para aliviar la crisis. Cosa que, sinceramente, dudo mucho. Además, en una economía globalizada como la que vivimos se dan todo tipo de escenarios. Productos españoles pueden ser fabricados en China y, a la postre, los chinos, pueden crear empresas -trabajo a la sazón- en España. Por tanto, esta especie de nacionalismo económico de nuevo cuño no tiene mucho sentido. Piensen si no en los trabajadores de Danone en Granollers con un ERE pendiente a sus espaldas, ¿cómo les sentará que el Ministro exhorte a no consumir yogures franceses?

Pero, por otra parte, el «neonacionalismo» de Sebastián va también al sector del turismo. Dice que no viajemos más allá de las fronteras, porque, lo que importa ahora, es que los euros se queden aquí. Como el turismo es una industria muy importante y que este año pasará su «vía crucis» particular, pregunto, ¿cómo les sentará a alemanes e ingleses que el Ministro ande por ahí diciendo que no viajen a sus países? ¿Les pedirá entonces que vengan a Mallorca con el «Spain is different» de toda la vida mientras fomenta la autarquía?

Las ocurrencias de Miguel Sebastián no tienen límite. Hoy le toca el turno al proteccionismo económico, antes fue regalar bombillas de bajo consumo que nadie todavía recibió, luego quitarse la corbata para ahorrar energía y mañana… ¿quién sabe?