Corruptelas. Soy de los que piensa que la corrupción es lo peor que le puede pasar a nuestro sistema. Es más, creo que es necesario extirparla de raíz para evitar males mayores, a la postre, una crisis generalizada de confianza. Siempre que se da -en cualquier partido que pensemos- suele tenderse a ver una maniobra de tipo político por parte del adversario, sin embargo, lo que está claro, es que la corrupción perjudica a todo el mundo. En la operación «Gürtel» puesta en marcha por el juez Garzón, parece que se dan todos los ingredientes de una trama de este tipo. Tenemos: cargos implicados, empresas fantasma y una red bastante bien organizada para conseguir «pelotazos». Por tanto, no valen las excusas de tipo político, hay que investigar hasta el final.
Liderazgos. En los tiempos que vive el PP una persona siempre está en cuestión: Mariano Rajoy. Se mire por donde se mire, al final, todo converge para señalarle con el dedo. Por ejemplo. Si hay una trama de espionaje interna es porque distintas facciones están luchando entre sí para sucederle. Si el alcalde de Boadilla recibe una orden para dimitir y no la acata su autoridad es escasa. Si Ana Botella se queja de que no se defendió bien «otras etapas del partido» es porque MR pasa de todo. En definitiva, que el congreso de Valencia no sirvió para mucho. Fue cerrado en falso. Sigue presente en todo el partido una máxima que se repite en política desde los tiempos de Roma: los liderazgos, en definitiva, se crean con las victorias. Electorales ahora, militares antes.
Y cacerías. Hombre, yo no sé si el juez Garzón y el ministro Bermejo hablaron de todo este asunto durante su fin de semana en común. La verdad, eso será imposible de saber. Lo que sí parece es que un juez, como lo de la mujer del César, no sólo debe serlo sino también parecerlo. O dicho de otra forma: lo es las 24 horas del día. Imaginemos, por ejemplo, que un magistrado va a comer a un restaurante frecuentado por narcotraficantes, ¿no pondríamos acaso bajo sospecha su parcialidad? Con un sumario abierto, secreto y en plena investigación del principal partido de la oposición, no parece lo más prudente hacer ocio con un miembro del Gobierno. Yo, por lo menos, lo evitaría pero Garzón…