Después de encuentros en el G-20, la OTAN y personalmente con Obama; llega el momento para Zapatero de volver a los asuntos domésticos. Y los mismos, como cuando se marchó, siguen igual de enrevesados. Tenemos: una crisis que no ceja, un paro que aumenta y bastante nerviosismo en el mundo financiero ante posibles intervenciones. Por tanto, con semejante panorama, no es que haya ministros de su gabinete quemados, sino auténticamente achicharrados. Así, dos nombres suenan por encima de los demás: Solbes y Magdalena Álvarez. Al primero, todo el mundo lo da fuera del gabinete porque casi el mismo se señaló como cesante. A saber: dijo que envidiaba al ministro Bermejo por su dimisión. En fin, aquello fue como si quisiese gritar al mundo que ya estaba cansado, que no podía más con la situación. Por otro lado, el Presidente sabe de sobra que su ministerio es vital para salir de la crisis y, con la continuidad de Solbes, difícilmente podría volver a tener la confianza del ciudadano. A la segunda, a la ministra de Fomento, ya se la había discutido desde el principio de esta legislatura. Prácticamente nadie entendió porqué el Presidente la renovó. La ministra del «no tengo plazos para las obras» cuenta sus intervenciones por polémicas y, claro, de esta manera, es muy difícil seguir.

Pero además, los rumores apuntan a fusiones entre ministerios para fortalecer sus contenidos. Economía, por ejemplo, se uniría a Industria escindiéndose de Hacienda. Y en el baile de nombres consiguiente, he aquí algunos que se proponen. Elena Salgado llegaría a Economía y José Blanco como titular de Fomento. Ahí queda eso.