Salgado con Blanco, Salgado con Sebastián, Blanco con Chaves, Salgado con Chaves… Sí, la verdad es que pocas veces hemos visto tal despliegue ministerial durante Semana Santa. Las reuniones -a veces programadas, a veces no- se sucedieron dando la sensación de un gabinete que quiere atacar la crisis de frente. Cosa, por otra parte, que no sorprende en absoluto puesto que éste y no otro fue el objetivo prioritario que Zapatero marcó a sus nuevos ministros. Ahora bien, lo que yo me pregunto es si tan excelsa actividad corresponde a un cambio de rumbo o a una operación de imagen. Si es de lo primero está claro que se podía haber esperado a hoy lunes para comenzarlo, y si es de lo segundo, pues, hombre, han tenido cierto éxito. En una época vacacional ahíta de noticias, las portadas fueron copadas por los correspondientes ministros junto con las procesiones.

Prueba de esto es que, durante esta Semana Santa, recorrí varias provincias de Castilla y León donde la estrella era José Blanco. Incluida Asturias, los titulares de la prensa eran casi idénticos en todos los lados: «El Gobierno tal confía en Blanco para impulsar las infraestructuras de la región». Y daba igual que estuvieses en Valladolid, León o Segovia; en todos los lugares querían ver una autopista, el AVE (estrella de las reclamaciones, por cierto) o quizá un aeropuerto a la mayor brevedad posible. Desde luego, el motor del Gobierno tiene su sede en el Ministerio de Fomento y su titular, José Blanco, será el encargado de mover los hilos de la nueva política de Zapatero.