Si ustedes leyeron la entrevista al Secretario de Estado de Economía, el asturiano José Manuel Campa, convendrán que las cosas cambian. Es decir, no es lo mismo ser profesor y analista económico que ostentar un cargo de tan alta relevancia. Las palabras, sin duda, se miden más, cambian para dulcificarse y, lo que es peor, se aceptan discursos de otros por imposibles que sean. Así, al ver la respuesta que ofreció cuando le preguntaron por la reciente subida de impuestos, ésta fue: «En el caso del tabaco nos pareció bien desincentivar su consumo». Argumento, obviamente, rocambolesco puesto que, entonces, digo yo, también las tabaqueras podrían decir lo mismo cuando a los 19 céntimos del Gobierno le sumaron hasta 30 más. Por tanto, en vez de decir la realidad -necesitamos dinero porque el déficit nos aprieta- parece como si eso de subir el impuesto especial sobre el tabaco, fuese un favor que nos hacen para cuidar de nuestra salud. Algo, por cierto, que ya había repetido Zapatero en una entrevista concedida a una televisión y, oigan, se quedó tan pancho.

Por otra parte, en cuanto a lo de la gasolina aduce razones de convergencia con Europa donde los carburantes son más caros. Bien, vale, es así pero, ¿por qué no se hizo entonces cuando la economía estaba creciendo por encima del 3 por ciento? ¿Quizá porque se vendía más y la recaudación era bastante superior a la actual?