Los datos económicos del segundo trimestre son claros: tres de las economías más importantes del planeta están saliendo de la recesión. Muestran, sin lugar a dudas, sendas de crecimiento. Así, Francia y Alemania -las dos grandes europeas- tienen ya un crecimiento positivo del 0,3 por ciento. Mientras que, la segunda del mundo, a la postre, la japonesa, lo ha hecho en un 3,7. Todas, para que comparen con la española, basan su recuperación en dos puntos muy importantes. Por un lado, aumentando su consumo privado y, además, han comenzado a hacer lo que mejor saben: exportar. La pregunta, pues, es obvia: y España, ¿cuándo?
En mi opinión todavía falta. Nuestro consumo privado -como lo demuestra el IPC negativo de julio- sigue hundido. No le podemos pedir que arrastre a la economía, puesto que, los más de 4 millones de parados, pesan mucho. La gente está más pendiente de ahorrar, de conservar lo que tiene; que de consumir. Por tanto, por ese lado, nos queda por recorrer. Pero por el otro, es decir, desde el lado exportador, también. El «boom» económico de nuestro país se basó precisamente en el generoso consumo privado. Muchos advirtieron que nuestra economía se dedicaba a gastar la propia renta, mientras vendía poco al exterior. No es casualidad que estas grandes economías se hayan recuperado al socaire del aumento del gasto en otros países como, por ejemplo, China. Sin embargo, la gran asignatura pendiente de nuestro país sigue ahí. El supuesto cambio de modelo se resuelve, parece ser, regalando ordenadores portátiles a los alumnos de educación obligatoria (plan Escuela 2.0). Queda, pues, camino por recorrer.