Éste es un pirata somalí. Como ven, no tiene una pinta muy cordial. Es más, yo diría que acojona un poco al verlo. Según la ministra de Defensa, Carme Chacón, una de las posibles medidas ante un tipo así es utilizar «cañones de agua o vallas electrificadas» con objeto de disuadirle. La verdad, no lo creo. Tampoco me parece muy acertado que los atuneros paguen seguridad privada, a la postre, mercenarios, para que custodien su campaña. El coste (sobre 24.000 euros) y los posibles conflictos internacionales (no sé qué dirían las autoridades somalíes) lo desaconsejan. Además, piensen que los barcos tendrían que cambiar de bandera: la legislación española no permite llevar personas armadas a bordo.

Por tanto, a mí me parece que lo más lógico es que esa función –mientras permanezca esta situación en el Índico- la haga el Ejército como propuso el PNV. No pasaría nada porque un retén de infantes de marina fuesen embarcados durante este periodo. Dice la Ministra que el Ejército no está para cuidar negocios privados, pero, digo yo, no es la primera vez que vigilan repetidores de televisión o antenas de telefonía. Si, como asegura Chacón, las leyes no lo permiten, pues se cambian y punto. A los barcos franceses nadie les toca un pelo porque saben que llevan soldados. Y, por cierto, están poniéndose las botas ya que se acercan más que nadie a la costa. En fin, de momento, para liberar al «Alakrana» mucho me temo que va a ser necesario pagar. No queda otra.