Sí, se ha demostrado que es un negocio redondo y haré exactamente lo mismo que he visto durante el 2009. O sea, si gano me forro y si pierdo ya vendrá alguien a rescatarme por aquello del pánico financiero. Es más, si sube el tipo de interés no pararé de aplicarlo y si, vuelven a bajar, me remitiré a una cláusula de la escritura por la que existe suelo en la hipoteca. Pero si con eso y todo las cuentas siguen sin salir, esto es, no doy beneficios abundantes para que yo gane y mis codiciosos ejecutivos también, comenzaré a subir las comisiones hasta hacer que mis clientes –disimuladamente, claro está- paguen por pisar el felpudo de la sucursal. Ah, y si todavía los resultados siguen sin ser lo suficientemente brillantes porque, ya saben, lo de la crisis continua dando el coñazo, no pasa nada: para eso está la ingeniería contable que me permitirá hacer balances y cuentas de resultados ficticios. Por lo demás, continuaré sin dar un solo crédito a nadie con una única excepción: los pisos que tenga en mi propiedad tendrán barra libre para que se vendan bien. Como pueden ver nada puede fallarme con sólo poner en práctica lo aprendido durante este año. Crear un banco es un chollo, ¿a qué sí?