Lectores y lectoras de Retorcida Realidad: hoy voy a escribir tal y como concibe el mundo la ministra de Igualdad. Según ella parece que los sexos son como una barrera infranqueable, una suerte de muro que cada vez debe ser más alto. El ser hombre o mujer no es que te permita ser miembro o miembra de la especie humana; sino que te lleva a la lucha continua. De hecho, lo último que pretende es que el feminismo (o «la igualdad, los estudios de género y la tradición intelectual e histórica del feminismo», tal y como ella dice) sea asignatura universitaria. Los estudiantes y estudiantas, por lo visto, tendrán que ser imbuidos por ese espíritu para tener una mejor formación en sus carreras de ingeniería, medicina o economía. En vez, digo yo, de verlo como un movimiento social a analizar, la cosa va mucho más lejos puesto que todo el mundo debe tener una pátina feminista antes de salir a trabajar. Y es que, si nos ponemos así, también podría ser asignatura troncal el comunismo, el fascismo o hasta incluso, ¡qué leches!, el sportinguismo. Además, como en su día dijo también, la universidad debería de crear estudios especializados –los master en dirección de empresas, por ejemplo- sólo para mujeres. Como ven, el mundo de Aído es así: cada vez debe estar más diferenciado cada sexo aunque, dicho sea de paso, sea un contrasentido con la igualdad.