No creo que pase mucho tiempo, posiblemente cuando las cosas se calmen, antes de que se afronte otra gran reforma: la del gasto sanitario. Recuerden que si de lo que estamos hablando es de ahorrar, la factura sanitaria representa el mayor importante dentro de un presupuesto. Normalmente, viene a ser más del 40 por ciento del mismo. Supongo que no se hará a las bravas, esto es, recortando prestaciones, sino actuando sobre una de sus partidas que ha crecido exponencialmente: la farmacéutica. Más que probablemente asistamos a un copago de los medicamentos, es decir, ya no serán gratis para ciertas capas de la población. Por otra parte, una medida inevitable si consideramos que cada vez consumimos más medicinas, en muchas ocasiones, sin sentido. A mí me parece bien que el copago se haga en función de la renta. No es de recibo que por ser pensionista –a lo mejor, cobrando 2.000 euros al mes- tengas las mismas prebendas que alguien que tiene una pensión no contributiva. Se cortarían así ciertos abusos…
Posiblemente, el que se recorte el sueldo de los funcionarios un 5 por ciento de media tendrá una consecuencia: los salarios del sector privado se congelarán. En las negociaciones de los convenios colectivos, la medida aplicada al sector público, traerá revisiones a la baja. Nadie firmará aumentos por encima de la inflación y casi todos serán por debajo. Se producirá, pues, un recorte salarial que le vendrá bien a las empresas por su ahorro de costes, pero mal al consumo que seguirá deprimido como hasta ahora. La experiencia de otros países dice que esto será así. Lo sindicatos, por su parte, no creo que quieran buscar afrentas comparativas con el sector público y seguramente lo aceptarán.
El Gobierno duda entre dos medidas: o subir el IRPF a las rentas más altas, o recaudar más a través de impuestos indirectos (hidrocarburos, tabaco, alcohol, etcétera). La primera trataría de subir el tipo a aquéllos que ganen más de 60.000 euros, o sea, sobre un 4 por ciento de las declaraciones. Tengamos en cuenta que sus ingresos representan el 40 por ciento de todo lo que se recauda por esta vía (cada punto de subida, ojo, representaría 562 millones más). Sin embargo, el Gobierno también sabe que se puede producir el efecto contrario: que la recaudación baje debido a la evasión fiscal. En cuanto a lo de los impuestos indirectos, la verdad, ya estamos acostumbrados a verlos subir. Creo que en el futuro se producirá una combinación de ambas cosas.