A la pregunta sobre su posible vuelta a la política, Miguel Boyer, dijo dos cosas. La primera, hacía referencia a su edad como impedimento para ejercer de ministro. Y la segunda, como se puede ver en el video, trataba sobre el sueldo en la función pública. Boyer reflexionó acerca del escaso importe que ahora ofrece una cartera ministerial. «Si sigue bajando así», comentó, «sólo llegarán al Gobierno los analfabetos». Bien, recordemos que más o menos, con recortes incluidos, el salario de un ministro viene a ser algo más de 4.000 euros al mes. Cosa que, lógicamente, puede parecer poco para una persona que es presidente en la empresa privada, y mucho a quien está en el paro. Ahora bien, debemos de tomar varias cosas en consideración.
Efectivamente, el sueldo es escaso si tenemos en cuenta que eso puede ganarlo casi cualquier profesional (un notario, dentista, periodista, etcétera). Sin embargo, también hay que considerar que ser ministro ya no es lo que era en tiempos de Boyer. De hecho, hoy en día apenas tienen competencias. Una ministra de Sanidad, por ejemplo, casi está para decretar alertas y poca cosa más. El grueso de lo que era su función cuando existía el Insalud (personal, hospitales o nuevos equipamientos) se encuentra en manos de las autonomías. Y como ella, muchos más: vivienda, educación, agricultura…
Pero además tengan en cuenta lo siguiente: no existe una relación directa entre la valía del cargo público y su sueldo. Boyer sostiene que pagando bien, vendrían los mejores. Y esto no suele ser así por una sencilla razón: intervienen los aparatos de los partidos. A la hora de buscar méritos para ser ministro, no sólo influye la capacidad personal, sino también el grado de militancia o compromiso con el partido respectivo. Si fuese como nos cuenta Boyer estaríamos gobernados por técnicos asépticos y, de hecho, en la realidad cotidiana, lo que solemos ver son políticos más o menos preparados.