Primera: los Presupuestos Generales del Estado. Todo el mundo da por hecho que, de no poder pactarlos, el Gobierno se verá obligado a convocar elecciones. Recordemos que, por lo anticipado desde Economía, para el año que viene se prevé una merma en las cuentas públicas del 15%. Es decir, volver a nivel del 2006 en cuanto a su volumen. Con unos Presupuestos tan austeros, como es lógico, los recortes tendrán que ser cuantiosos. Y ahí es donde empiezan los problemas para su apoyo parlamentario. Desde los grupos de la izquierda no quieren ni oír hablar del tema, CiU se encuentra metido ya en la campaña catalana y, por tanto, sólo queda el PNV para negociar. Cosa que, por lo que comenta hoy la prensa, ya se está haciendo de forma discreta. A Zapatero estos presupuestos le representan el ser o no ser. Por los compromisos adquiridos ante Bruselas –recorte del déficit público hasta el 3%- sería imposible continuar con una prórroga. Tendrá que echar el resto para sacarlos adelante, ¿lo conseguirá?
Segunda: las reformas pendientes. Esta legislatura política será la que intente reformar las pensiones. Tema, por supuesto, espinoso y para el cual el Gobierno no va a contar con muchos apoyos. Retrasar la edad de jubilación, subir los años de cotización o medidas similares; siempre son difíciles de vender. Según lo dicho por el ministro de Trabajo todo se hará dentro del Pacto de Toledo. Ahora bien, repito, la resistencia social y política será intensa. Ah, y todavía quedaría una más que probable subida de impuestos…
Y tercera: las elecciones catalanas. Según dicen todos las encuestas el PSC se hundirá y pasará a gobernar CiU. Esto, claro está, preocupa a Zapatero en cuanto a la pérdida de diputados para las Generales. Recordemos que Cataluña ha sido uno de los pilares del PSOE a la hora de captar votos y escaños. Sin embargo, ya ven, pienso que no va a echar mucho de menos a Montilla. Sus desencuentros y salidas de tono han sido tan intensas que, digo yo, a Zapatero, le viene hasta bien un cambio de líder en el PSC. De momento, tendrá que apoyarle intentando sortear lo que el Tribunal Constitucional cercenó respecto al Estatut. Eso sí, veremos hasta dónde.