Ciertamente, yo no percibo un ambiente especialmente bélico en la calle de cara a la huelga general del 29-S. Cuando preguntas a alguien si, efectivamente, ese día va a observarla; la respuesta suele ser: ¡y qué remedio! Eso lo dicen, por ejemplo, las empresas de servicios (comercios, bares, tiendas, etcétera), quienes, obviamente, temen la acción de los piquetes. Sin embargo, para el caso de un trabajador por cuenta ajena las cosas ya no empiezan a estar tan claras. Depende, obviamente, de lo que hagan sus compañeros, de si puede o no tener problemas en su puesto de trabajo, de su situación dentro de la empresa… Por lo general, me atrevería a decir que las ganas son pocas o nulas y la decisión se tomará durante la última semana en función de las circunstancias.

Dicho todo esto tampoco quiero afirmar que no vaya a tener éxito la misma. Al final, con que el seguimiento sea masivo en algunos sectores clave –el transporte, por ejemplo- la huelga será un triunfo a la fuerza. Además, las valoraciones, por supuesto, serán tan dispares que el ciudadano no tendrá una idea fiel de lo que ha pasado ese día. En todo caso, con toda la preparación que están llevando a cabo los sindicatos desde hace meses –francamente, se anunció con tanto tiempo que parece más bien unas elecciones- corren el riesgo que les pase lo que al saltador del vídeo. El hombre se concentra tanto para su salto que luego…