Para mí, lo destacable en la declaración de bienes de María Dolores de Cospedal, no está ya en lo abultado de la cifra final que cobra; sino en la acumulación de cargos. La número dos del PP es: secretaria general de su partido (167.864 euros), senadora (43.771 euros más 25.538 por, llamémoslo así, dietas) y presidenta en Castilla-La Mancha además de diputada. Total, si vamos a contar, sale un total de cuatro cargos y 241.840 euros en remuneraciones. A mí, sinceramente, todo esto me suscita la pregunta de si se puede hacer bien tantas cosas a la vez. Y es que, la acumulación de cargos, repito, es un mal muy extendido dentro de nuestra política. Un simple concejal compatibiliza en muchas ocasiones ser parlamentario en el Congreso, senador o diputado autonómico. ¿Por qué? Al final, esto de los cargos es algo así como lo que decía un escritor sobre los premios literarios: una vez conseguido el primero, ya vienen todos.
No obstante, fíjense en los sueldos que pagan los propios partidos. María Dolores de Cospedal gana más como secretaria general del PP que en cualquier otra cosa. Uno puede pensar que, claro está, los propios partidos pueden fijar el nivel salarial que quieran. Eso, lógicamente, valdría si su financiación no dependiese del Estado. Esto es, si recibiesen el dinero vía, no sé, cuotas de militantes o donaciones. Sin embargo, la realidad es que están sustentados sobre los presupuestos. Si José Blanco cuando se dedicaba sólo al partido cobraba 6.000 euros al mes, o Mariano Rajoy como presidente del PP un total de 8.000 (5.000 del partido y 3.000 de diputado); a nadie se le escapa que dichas cuantías son financiadas por la maquinaria del Estado de una forma u otra. Por tanto, en tiempos de austeridad tampoco estaría mal revisar todo esto, ¿no?