Esta especie de precampaña electoral que estamos viendo se parece a lo del Coyote y el Correcaminos. Sí, esos dibujos donde el primero perseguía al segundo sin alcanzarle nunca. Si Cascos sale en un medio determinado, a las pocas horas o días, es Pérez-Espinosa quien le sigue y viceversa. Viendo este fenómeno desde el lado positivo, sinceramente, nunca la política asturiana rellenó tantas horas de televisión y páginas en medios nacionales. De hecho, creo que es casi histórica la atención política que se le está prestando a este paraíso natural. Es más, recuerden que para los dos grandes partidos, y electoralmente hablando, Asturias nunca dejo de ser una provincia en la concepción romana del término. O sea, tierra conquistada. Fíjense, por ejemplo, que los socialistas en las Generales ni siquiera muestran un cartel con la foto de su candidato para conseguir los ocho diputados en liza. Se parapetan detrás del líder –en este caso de Zapatero- porque saben que el resultado casi siempre es idéntico: empate a cuatro.

A mí –de todo lo escuchado que ha sido mucho- me llamaron la atención varias cosas. Una de ellas es la falta de estrategia de Pérez-Espinosa. La candidata popular parece no tenerla y, eso, en un político, se paga. Acusar a Cascos de «fabulaciones» y «lagunas mentales» es darle la razón en cuanto a lo de los insultos. Alguien curtido, quizá, no hubiera cometido jamás semejante error. Además, en una entrevista radiofónica, le preguntaron cuál era la tasa de paro en Asturias y dijo «mucha»; dando a entender que no lo sabía. A la postre: si estará animada la cosa que hasta Ovidio Sánchez –desaparecido en combate hasta el día de hoy- concede una entrevista. Por lo visto, la acción de Cascos provoca la reacción del PP asturiano. De otra manera, sin duda, les hubiera ido si hubiesen aplicado este mismo principio tras las elecciones de 2007.

Por último, constatar que el apoyo a Cascos no es tan minoritario. Juntar ayer, para muchos de puente, y sin ningún tipo de publicidad más que el boca-oreja o el SMS esos trescientos seguidores; tiene su merito.