Un suspiro de alivio recorrió ayer Bruselas: la deuda portuguesa se había conseguido colocar al tipo del 6,7%. Recuerden que todo lo que sea llegar al 7% significa irremediablemente intervención. Así, por lo menos, sucedió en los casos de Grecia e Irlanda. Un tipo igual o superior a ese límite hace inviable la financiación de déficits fiscales a través de los mercados. Los costes, lógicamente, son completamente inasumibles para el deudor. España está en el 5,4% pero hoy se vuelve a evaluar. Digamos que en cada emisión de deuda los países se examinan, o sea, son puestos a prueba por los inversores. Personalmente, considero que Portugal está tan al borde que puede acabar cayendo. De hecho, todo el mecanismo de rescate estaba ya montado en la UE. Cualquier desliz, cualquier mala interpretación de los datos económicos, cualquier duda política llevará a superar ese fatídico porcentaje. España, aunque es otra historia, tiene que colocar durante este año 150.000 millones de euros. Imagínense qué puede pasar…
Mientras tanto, y a nivel asturiano, el desliz de Mariano Rajoy sobre su candidata en Asturias traerá cola. Todo el mundo puede equivocarse con un apellido, pero, desde luego, el momento ha sido el peor posible. Después de asegurar que «Cascos es historia pasada», dijo que se mostraba orgulloso de «Fernández-Espinosa». Todo ello con una pausa como para pensar el nombre. En fin, aunque esto es una anécdota, no creo que dude y se equivoque en los nombres de Javier Arenas o Francisco Camps. Es más, ¿alguien le ve diciendo que Madrid está en buenas manos con «María Aguirre»? ¿Tiene o no razón Cascos cuando dice que a la dirección nacional de su ex partido no le importa Asturias?