No cabe duda de que el desempleo, no es sólo la manifestación más palpable de la crisis, sino su eje. Los malos datos del mes pasado –récord de paro a nivel español y asturiano- vienen a confirmarlo. Todas las políticas que se intentan poner en marcha, al final, chocan contra este muro que parece cada vez más alto. Fíjense si no en lo siguiente. El coste del desempleo anual viene a representar unos 30.000 millones de euros. Como esa cifra no baja y, además, por cuestiones sociales, hay que complementarla cuando la prestación se agota; cualquier reducción de gastos que se intenta llevar a cabo termina siendo devorada. La verdad, difícil bajar el déficit así. Sin crecimiento económico y una creación de empleo clara es más que complicado situar el endeudamiento por debajo del 6%.
Ayer, sin ir más lejos, los agentes sociales y el Gobierno presumieron de firmar un gran pacto social. Se escucharon frases tan grandilocuentes como «Somos una nación que sabe ponerse en pie y volver a caminar», o «Este pacto quedará como una de las mejores páginas», o, simplemente, se llegó a comparar con los de La Moncloa en 1977. Elena Salgado, después, cifró que el acuerdo permitirá crear este año entre 50 y 100.000 puestos de trabajo. Sólo en el mes de enero ya hubo 130.000 desempleados más.
Parece ser que las academias de idiomas están teniendo más matrículas, no en inglés, sino en alemán. Angela Merkel en su visita de hoy va a ofrecer las bondades de su mercado laboral en plena ebullición. Eso sí, a diferencia de la emigración que allí conocí, busca jóvenes con formación y dispuestos a ocupar puestos cualificados. Sería triste que este país, una vez más, viese cómo toda una generación tiene que emigrar.