Me llaman la atención. Más que nada, porque, a todas luces, parecen confeccionadas con un doble criterio. Y me explico. Hasta ahora lo que estábamos viendo en el partido del ex ministro Álvarez-Cascos eran unas listas municipales de, llamémoslo así, marca blanca. Decían que buscaban personas que no estuvieran vinculadas anteriormente a la política y con un buen currículum profesional. Así, profesores universitarios, abogados o incluso prestigiosas médicas como en el caso de Gijón; trufan las candidaturas. Esto, para mí, no deja de ser una caja de sorpresas. A Foro se le unieron muchos concejales y gente más avezada en política, pero se prefirió lo nuevo con los riesgos que representa. Todo en un partido con escasos meses de vida y donde la gente no se conoce. Francamente, una mezcla de ambas cualidades –renovación y experiencia- quizá hubiera sido lo correcto.
Sin embargo, en la candidatura autonómica –el fuerte de esta formación- se tiró de los clásicos. Los primeros puestos están copados por gente fundadora y de total confianza de Cascos. Y, ojo, no digo que esto se malo, quizá hasta lo más normal, pero es evidente que no tiene nada que ver con lo que se hizo para las municipales. Entonces, pregunto, ¿se consideran menores las listas municipales? ¿Puede permitirse ese lujo un partido que quiere gobernar? ¿No hay una total descompensación entre las candidaturas municipales y autonómicas?
Por último, quiero hacerles un comentario sobre los (no) políticos. Están ahora de moda y muchos partidos presumen de tenerlos. El (no) político es un personaje que intrínsecamente odia la política –no verás a ninguno hablando bien de ella- pero van en las listas. A mí muchas veces, como me decía un amigo, me da la impresión de que la política es igual que el fútbol. Todos creemos que sabemos mucho y haríamos una alineación mejor que la del entrenador. Pero, ¿es de verdad tan sencillo o hay que saber?